Pauta para un Estudio de Evangelio. Josep Maria Romaguera Bach
Otra vez ante una fiesta especial: el Corpus. Volvemos a celebrar el amor de Dios. Y nos encontramos empujados por Él, que ama sin límites a los más pobres, a amarlos, también. Pongo aquí dos párrafos de lo que encontraréis en la ficha y que tienen mucha relación con el lema de la Campaña 2020 de Càritas Diocesana: "A tan solo dos metros de ti": el gesto humano de dar a otro lo que necesita implica, por más generosidad y gratuidad que haya, una superioridad de quien da sobre quien recibe. Es decir, implica una distancia entre las dos personas. Jesús no da: se da. Así la distancia desaparece: quien me acoge (come) “habita en mí y yo en él”. Es la comunión. El/la discípulo/a, unido/a a Jesús, no da nada: se da. O, dicho de otro modo, no da sin implicarse, no da sin comprometerse. De este modo elimina las distancias con cualquiera de las personas que lo rodean. Sobre todo con las personas pobres.
14 junio 2020
Evangelio según Juan (6,51-58)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
51 –Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
52 Disputaban entonces los judíos entre sí:
–¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
53 Entonces Jesús les dijo:
–Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 57 El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre.
Pauta para hacer Estudio de Evangelio, personal o compartido
1
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2
Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3
Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4
Ahora anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...
Anoto experiencias propias de comunión (y de separación) con Jesús y con los demás.
5
Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...
En los hechos vividos esta semana, en las relaciones que he tenido, ¿qué experiencias he hecho de acoger a Jesús, de alimentarme de su presencia en las personas...?
6
Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7
Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre el lenguaje y otros aspectos del texto
– El lenguaje que encontramos en este texto se hace difícil para nuestras sensibilidades. Por lo tanto, es preciso un esfuerzo para entrar en él y descubrir el sentido que tienen las expresiones que leemos.
– A pesar de que este texto tiene mucho vocabulario que a nosotros nos hace pensar en el sacramento de la Eucaristía, se trata de un discurso sobre la fe en la persona y en la obra de Cristo. De entrada, entonces, no tenemos que hacer una lectura sacramental del texto, sino que podemos contemplar en él la entrega (sacrificio) personal de Cristo y sus frutos para nosotros, creyentes en él, y para toda persona que se quiera abrir a la fe. Sólo desde esta lectura podremos, después, aplicarlo a la Eucaristía.
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
⸭ En este texto se juega con el simbolismo del alimento –“comer”, “beber”– (51). Se habla de un alimento que fue ineficaz para dar vida: la Ley (Jn 6,49.58). Y se habla de otro alimento que sí que da vida, el pan del cielo (Jn 6,31-33), “el pan vivo que ha bajado del cielo” (51), que es Jesús mismo. Este alimento suprime la muerte de quien lo come. Es decir, quien acoge a Jesús tiene vida: ...el que escucha mi Palabra ... ha pasado de la muerte a la vida (Jn 5,24).
⸭ Así pues, la acción comer–beber se refiere al don de la vida. Y tiene sentido metafórico: creer en el que da la vida, adhesión de fe a Jesús.
⸭ Con la palabra “carne” (51ss) Jesús habla de si mismo en cuanto que participa de la condición humana débil, limitada y mortal. Es la Palabra de Dios entre nosotros (Jn 1,14). En la Biblia el binomio “carne” y “sangre” indica la persona entera con sus limitaciones (Mt 16,17; Ga 1,16).
⸭ Los judíos no aceptan lo que dice Jesús (52). Entienden bien que su entrega (su muerte) dará “la vida al mundo” (51), pero no aceptan que para la vida eterna tengan que depender de nadie; quieren depender sólo de sus propias obras. En este caso, además, no aceptan que Dios, el único salvador, se pueda hacer hombre. No aceptan la cruz, que para ellos sería un escándalo (1Co 1,23).
⸭ Pero el texto no habla sólo de Jesús, de quien es, de qué nos da. Habla especialmente del discípulo, de la persona que sigue a Jesús, que cree en Él, la persona la existencia de la cual es transformada radicalmente si acoge a este Jesús que se le da del todo. Discípulo/a es quien “come de este pan” (51), es decir, quien vive por la fe.
⸭ Por la fe –es decir, acogiendo a Jesús– el/la discípulo/a vivirá de la misma vida del Hijo de Dios (53-56).
⸭ Entre Jesús y el discípulo se establece una relación como la que hay entre el Padre y el Hijo (57). “Habita en mí y yo en él” (56): se han anulado las distancias que condicionan cualquier relación humana.
⸭ Lo mismo cuando habla de su relación con el Padre –“yo vivo por el Padre” (57)– que de su relación con el discípulo –“vivirá por mí” (57), “habita en mí y yo en él” (56)– Jesús expresa una comunión perfecta. La comunión del/la discípulo/a con el Hijo está basada en la comunión del Hijo con el Padre.
⸭ El gesto humano de dar a otro lo que necesita implica, por más generosidad y gratuidad que haya, una superioridad de quien da sobre quien recibe. Es decir, implica una distancia entre las dos personas. Jesús no da: se da. Así la distancia desaparece: quien me acoge (come) “habita en mí y yo en él” (56). Es la comunión.
⸭ El discípulo, unido a Jesús, no da nada: se da. O, dicho de otro modo, no da sin implicarse, no da sin comprometerse. De este modo elimina las distancias con cualquiera de las personas que lo rodean. Sobre todo con las personas pobres.
Josep Maria Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona