VI Domingo Pascua - B. 2021

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Estudio de Evangelio. Enrique Martín Puerta, diócesis de Granada

 

9 mayo 2021. Jn 14, 23-29
 
Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
 
Jesucristo es la imagen perfecta del Padre y nos comunica su amor. Un amor muy fuerte, nos ama lo mismo que el Padre a él. Nos pide permanecer en su amor. Yo lo entiendo como estar unidos a él y descubrir todo lo que estamos recibiendo de su parte. Tenemos un gran don que no podemos desaprovechar.
 
Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
 
Él mismo nos explica que para permanecer en su amor tenemos que guardar sus mandamientos.
 
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
 
Lo que Jesús nos comunica es causa de alegría. Nos comunica su misma alegría. Es la alegría de saberse amado por el Padre porque está hablando estas cosas en los momentos previos a su muerte. Nada le quita la alegría porque confía plenamente en el Padre. Si permanecemos en su amor también alcanzaremos esta alegría que no se pierde ni siquiera ante el sufrimiento o la injusticia o la muerte.
 
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
 
Sus mandamientos se resumen en el mandamiento nuevo. Amarnos como él nos ha amado. Descubrir el amor que él ha tenido por nosotros para hacer lo mismo los unos con los otros.
 
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
 
Él nos está comunicando el mismo amor del Padre hacia él, por eso es un amor que no conoce límites y  llegará al extremo de dar la vida. Así nos pide que nos amemos los unos a los otros.
 
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
 
A sus discípulos los llama amigos. Es una relación entre iguales, no se siente por encima de los discípulos. Hay una confianza y cercanía propia de la amistad.
 
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos porque todo lo que he oído a mi Padre os lo de ha dado a conocer.
 
La iniciativa de esta relación de amistad la ha tenido Jesús dándonos a conocer todo su misterio. Ha sido transparente con nosotros y nos ha abierto su corazón, como un amigo.
 
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
 
Él nos ha elegido y él es quien nos hace dar un fruto duradero, hasta la oración es eficaz porque se hace en su nombre.
 
Esto os mando: que os améis unos a otros.
 
De nuevo concluye con el mandamiento nuevo como la clave de todo lo demás.
 
Yo diría que hay dos palabras claves en todo este discurso de Jesús: Amor y alegría. El amor de Jesús nos ha convertido en amigos y por esa amistad podemos conocer lo profundo de Dios. Y el amor que nos comunica y nos permite dar fruto abundante es un motivo de alegría, de la alegría que tiene el mismo Jesucristo.
 
Siento de nuevo la llamada a ser testigo de este amor de Jesús y de esta alegría de ser su amigo. El seguimiento de Jesús no puede ser una carga que nos llene de preocupaciones porque hemos pecado o porque no vivimos como se espera de nosotros. Se discípulos es ser amigos y sentir que somos amados de forma gratuita con un amor que llega a dar la vida, no hay lugar para el miedo ni el escrúpulo sino para la alegría y el agradecimiento.
 
Jesús nos pide permanecer en su amor guardando sus mandamientos que consisten en amar como él nos ha amado. Se trata de vivir con alegría profunda este encuentro y contagiarla a los demás.
 
Tú me has comunicado el amor del Padre con la entrega de tu vida. Nadie tiene amor más grande que el que tú has mostrado en la cruz. También me has dejado un mandamiento, un solo mandamiento que contiene todos los secretos de la felicidad: el amor. Es un mandamiento que se puede cumplir siendo amigo y no siervo. Como tú me has amado yo he de amar también a mi prójimo para que el Amor siga extendiéndose por toda la tierra y haga llegar tu Reino.