Domingo 14 T.O. - C

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Propuesta de Josep Maria Romaguera Bach

Seguimos en camino. Y en misión. Y seguimos aprendiendo del Maestro: ahora a valorar éxitos o fracasos adecuadamente, con su mirada

7 julio 2019

 

Evangelio según Lucas (10,1-12.17-20)

En aquel tiempo, 1 designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 2 Y les decía:

–La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. 3 ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. 5 Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” 6 Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. 7 Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. 8 Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está cerca de vosotros el reino de Dios.” 10 Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: 11 “Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.” 12 Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.

17 Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:

–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

18 Él les contestó:

–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. 20 Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

 

Pauta para hacer Estudio de Evangelio, personal o compartido

1

Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2

Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3

Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4

Ahora anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...

Las reuniones de las que participamos habitualmente (revisión de vida, sobre todo), ¿las vivimos como ocasión propicia para descubrir la mirada y la opinión de Jesús sobre nuestra vida y misión?

5

Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...

Entre las personas que me rodean, ¿en quienes descubro que están marcadas por el hecho de que Jesús las ha enviado? ¿en cuáles de sus acciones, actitudes, palabras, estilo de vida, etc., lo noto?

6

Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7

Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas para seguir el hilo del Evangelio

 

  • Continuamos el viaje a Jerusalén, donde lo dejamos el pasado domingo.
  • Al inicio del camino Jesús enviaba mensajeros por delante (Lc 9,52). En aquella ocasión la experiencia fue negativa: no lo recibieron (Lc 9,53). Hoy vemos que aquel fracaso no detiene a Jesús, que sigue enviando discípulos “por delante … a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él” (1).

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • Jesús, que envía “otros setenta y dos” (1), ya había enviado a los Doce a anunciar el Reino de Dios y a hacerlo presente (Lc 9,1-6). Esto sólo se puede hacer viviendo y haciendo camino de una determinada manera.
  • Este envío de los “setenta y dos” nos dice que la misión no es sólo de los Doce sino que es de todos los que van –vamos– con Él. Igualmente indica que la misión se dirige a todos los pueblos del mundo: el número de setenta y dos lo encontramos en Gn 10 referido a los pueblos que hay en el mundo (según la antigua versión griega de la Biblia). Así pues, todos los discípulos somos enviados a anunciar el evangelio a todos los pueblos y ambientes.
  • Estos enviados no se predican a si mismos. Son enviados a preparar a todos los pueblos, a todas las personas, para que puedan recibir a Dios que los visita en Jesús: “a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él” (1).
  • “La paz” (5) del Resucitado (Lc 24,36) es para todos. Una paz que viene por el anuncio del Evangelio, recibido en las propias lenguas de cada pueblo (Ac 2,11).
  • La misión que da Jesús se ejerce con palabras: “está cerca de vosotros el reino de Dios” (9), y con hechos: “curad a los enfermos” (9). Exactamente igual que la de Jesús. Es más, la de Jesús y la de la Iglesia son una sola misión, una misma acción misionera. Podríamos decir, entonces, que no hay Iglesia de Jesucristo si no hay acción evangelizadora.
  • La misión es siempre urgente: “no os detengáis...” (4), y prioritaria: “no llevéis talega, ni alforja, ni sandalias” (4). Cualquier saludo tiene que ser misionero –“paz a vosotros” (Lc 24,36)–. Y el estilo de vida sencillo también será misionero, porque manifestará que los discípulos creen lo que predican: Dios es presente y activo.
  • Como el desprendimiento, también la oración (2) será el reconocimiento de que Dios está presente y activo en la vida y misión de los discípulos. De hecho es la piedra de toque: sin oración, la acción es otra cosa.
  • Si los enviados son rechazados (10-12) el anuncio se hará igualmente (11). Y “la paz” (6) no se perderá, porque esta paz la da Dios, no el éxito de la acción (20). Y Dios no deja de darla.
  • “Sacudirse el polvo que se ha pegado a los pies” (11) es un signo que expresa la ruptura con alguien. Cuando regresaban de un país pagano, los judíos se sacudían el polvo de los pies.
  • Lo que llevan y dan los discípulos lo han recibido del Resucitado. Y es Él quien actúa en su acción: “en tu nombre” (17). Por eso están “contentos” (17) y pueden “estar alegres” (20), porque es al Resucitado a quien se someten los espíritus (17).
  • Jesús valora la reunión para revisar la acción (17-20). De este modo los discípulos saben que Él no los deja. Y pueden redescubrir el sentido de fondo de la misión: “vuestros nombres están inscritos en el cielo” (20).
  • Sobre “Satanás cayendo del cielo como un rayo” (18) y la “potestad para pisotear serpientes y escorpiones” (19), hay que tener presentes algunas cosas. En el evangelio según Lucas, todo el tiempo de la actividad pública de Jesús está marcado por la derrota del diablo (18-19); Jesús es más poderoso que las fuerzas del mal, y su presencia retorna la salud a las personas (Lc 13,16; Ac 10,38). En cambio, a partir de la pasión, Satanás, con su influencia negativa (Lc 22,3.31), domina momentáneamente la situación (Lc 22,53), hasta la resurrección de Jesús. La “potestad” (19) que los discípulos enviados por Jesús tienen sobre los demonios –“serpientes y escorpiones” (19) son su representación– es un signo de la victoria de Jesús sobre Satanás y demuestra el fin del dominio de las fuerzas del mal sobre el mundo. Por eso Jesús “veía” (18) la caída de Satanás, es decir, su expulsión fulminante (Ap 20,1-3): ¡el Reino de Dios está aquí!
  • La literatura apocalíptica (Dn 12,1; Ap 3,5) habla del libro del cielo, o del libro de la vida, refiriéndose a las personas que Dios salva. Cuando Jesús dice a los enviados que “sus nombres están inscritos en el cielo” (20), les está diciendo que Dios los salva, como quiere salvar a todo el mundo. Este es el verdadero motivo de alegría para los discípulos de Jesucristo. Y la motivación de cualquier acción, que pretende hacer saber a toda la humanidad esta buena noticia.