Debemos reproducir, exterior e interiormente, las virtudes de Jesucristo, su pobreza, sus sufrimientos, su oración, su caridad. Debemos representar a Jesucristo pobre en su pesebre, a Jesucristo sufriendo en su Pasión, a Jesucristo dejándose comer en la Santa Eucaristía
El verdadero discípulo, p. 101
Es necesario que llevemos cada día nuestra cruz. Hay que volver a comenzar todos los días. Cuando por la noche la dejamos, tenemos que tomarla nuevamente en la mañana y llevarla como el día anterior y aún mejor: cada día, sin cansarse, con perseverancia. Si la dejamos caer, hay que tomarla nuevamente hasta el final.
“Esta hermosa fiesta de Navidad nos recuerda esas hermosas virtudes de la pobreza y la humildad de las que tanto me gustaba hablaros y que son el fundamento de la vida cristiana y, sobre todo, de la vida sacerdotal. Porque ésa es la meta de nuestra vida: la simplicidad, la pobreza, imitar a nuestro Señor que fue pobre y trabajó en la evangelización de los pobres. Me ha enviado a evangelizar a los pobres. No dejes pasar estas fiestas sin adentrarte en el espíritu de pobreza y humildad”
A. Chevrier. Cartas, 128
Antonio Chevrier (1826-1879) nunca pensó escribir ni un libro de espiritualidad ni mucho menos de teología. Era un cura que realizó sus estudios en el Seminario de Lyon, fue coadjutor, capellán de una obra social "La ciudad del Niño Jesús" y finalmente fundó una obra de la Primera Comunión en El Prado.