Estudio de Evangelio. Cristóbal Sánchez Liñán, diócesis de Granada
11 junio 2023. Jn 6, 51-59
Cada año la Iglesia nos ofrece la posibilidad de subrayar el misterio de un Dios encarnado hecho Pan y Bebida, para la vida del mundo “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”. Una oportunidad para profundizar en el misterio de la Eucaristía, como memorial y como banquete escatológico cercano a los hombres, misterio de vida, de amor y de entrega. El gran misterio de un Dios grande y pequeño a la vez, todopoderoso y humilde, creador y Señor del hombre y del mundo y convertido en un trozo de pan, que a penas tiene apariencia de pan, que alimenta el alma, si tenemos fe. Es el misterio de un Dios escondido y un Dios encarnado en la materialidad del pan y del vino, alimentos básicos para el camino.
El camino del pueblo de Israel por el desierto, hacia la Tierra Prometida, hambriento y sediento, cansado y agobiado, protestando y bendiciendo, con deseos de volverse y con anhelos de llegar... es el camino de la humanidad, es nuestro camino eclesial, es mi camino. “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna...”.Jesús es comida y bebida en este sendero dificultoso, muchas veces cargado de ansiedad, y quiere darse como comida, como alimento para nuestros peregrinar. No podemos tener vida si no comemos de este pan, si no bebemos de este cáliz, como el cuerpo humano si no come, se muere. Jesús es este alimento espiritual que nos robustece, nos alimenta y nos nutre, con la sabia de Dios.
Y quiere que nosotros seamos pan partido y triturado, para alimentar a los hambrientos de nuestra sociedad, los alejados, los desesperanzados, los desilusionados, los faltos de cariño, los que no tienen nada, los que no lo conocen...; el Señor quiere, para ti y a para mí, que lo comamos y nos dejemos comer, “El que me come vivirá por mi...” para que teniendo vida en nosotros, podamos hacer el bien, estando al lado de los pobres y de los más vulnerables.
Nosotros, “los amigos del novio” somos invitados a “poner la mesa”, “dadles vosotros de comer”, a llevar el pan de vida, haciéndonos también pan partido, viviendo en comunión con El, “Pan Vivo bajado del Cielo”. Pongamos la mesa de la Eucaristía en los caminos del mundo, donde puedan acercarse los hambrientos y sedientos, con las puertas bien abiertas y con la mesa llena de manjares, la Palabra, el pan y el vino de la Salvación: Jesucristo.
Danos Señor, siempre de este pan, el pan de la unidad y de la fraternidad, para que podamos llevarte, anunciarte y servirte, por los caminos del mundo.