Pautas para el estudio y reflexión del Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
El gesto de Jesús no se refiere solamente al aspecto mercantil que ha adquirido la religión. Es un “signo” de la novedad que viene de Dios: el viejo sistema sacrificial ha terminado. A partir de ahora será suficiente el único sacrificio de su muerte y resurrección. El mismo evangelista nos ha dicho antes que Jesús es el Cordero de Dios (Jn 1,29.36).
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... El seguimiento de Jesús, a quien contemplo en este texto, ¿Qué cambios provoca en mi (en mi manera de relacionarme con Dios, en la relación con los demás, en el compromiso social...)?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...¿Qué experiencias de muerte y resurrección he vivido ahí?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre el templo de Jerusalén y otras cuestiones
- En tiempos de Jesús, el templo de Jerusalén (13-14) era un complejo de atrios y edificios, rodeado de una muralla con diversas puertas, y de un conjunto de pórticos. Entre las dependencias había el tesoro del templo, lugar donde se recogían las ofrendas en metálico (Mc 12,41; Lc 21,1), y la sala de reuniones del Sanedrín. El gran patio exterior (llamado «atrio de los gentiles») era accesible a los paganos, es decir, a quienes no eran judíos. Más allá del muro de separación, dentro del recinto interior, al cual solamente podían acceder los judíos, estaba el atrio de las mujeres, el de los hombres o de Israel y el de los sacerdotes; en este último estaba el altar de los holocaustos y el santuario propiamente dicho. El templo de Jerusalén era considerado como el santuario de Dios por excelencia, símbolo principal de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Jesús enseñaba en el templo (Jn 7,14; Mt 26,55).
- En el cristianismo, el culto a Dios es interior, conlleva la ofrenda de la propia existencia (Rm 12,1) y debe ser en espíritu y en verdad (Jn 4,23). Los cristianos son santuario del Espíritu Santo (1Co 6,19; 2Co 6,16).
- Los animales y “las monedas de los cambistas” (14-16): se refieren a los animales destinados a los sacrificios –las palomas eran la ofrenda de los pobres (Lv 5,7)–; sobre “los cambistas” hay que saber que en el templo los donativos en metálico o cualquier transacción comercial tenían que ser hechas en una moneda especial y no en cualquiera de las monedas de uso corriente.
- En el libro del profeta Zacarías encontramos palabras que resuenan en las de Jesús (16): Y toda olla, en Jerusalén y Judá, estará consagrada al Señor del Universo; todos los que quieran sacrificar vendrán a tomar de ellas, y en ellas cocerán; y no habrá más comerciante en la Casa del Señor del Universo el día aquel (Za 14,21). Y lo que los discípulos “recuerdan” (17) está en el libro de los salmos (Sl 69[68],10).
- En griego, el término aquí traducido por “levantar” (19) se usa también para hablar de “resucitar” (22).
- “El templo de su cuerpo” (21): En el evangelio según Juan, el término “cuerpo” solo se vuelve a utilizar a propósito del cadáver de Jesús (Jn 2,19,31.38.40; 20,12).
- En la Biblia, el “cuerpo” es aquello que permite la relación de la persona con el mundo y con las demás personas. En el NT, el término “cuerpo” es sinónimo de «persona viviente» (Rm 8,23; 1Co 6,19). Pablo habla de la Iglesia como cuerpo de Cristo, formado por diferentes miembros y enriquecido por los diversos carismas (Rm 12,4-5; 1Co 12,12-27). El pan de la eucaristía es el cuerpo de Cristo (Mt 26,26; Mc 14,22; Lc 22,19; 1Co 11,24), y participar en este pan significa edificar la Iglesia (1Co 10,17).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- El gesto de Jesús (15-16) es una acción simbólica al estilo de los profetas. Expresa su desacuerdo con el abuso de los comerciantes y los cambistas instalados en el atrio de los gentiles (Za 14,21). Y recuerda que el “templo” tenía que ser el lugar de una verdadera relación con Dios (16) y que no puede ser manipulado por los intereses económicos de nadie.
- Este gesto profético no le fue perdonado nunca por quienes se habían apoderado del templo para hacer de él un “mercado”. Fue causa de su condena (Mt 26,61).
- Pero el gesto de Jesús no se refiere solamente al aspecto mercantil que ha adquirido la religión. Es un “signo” (18) de la novedad que viene de Dios: el viejo sistema sacrificial ha terminado. A partir de ahora será suficiente el único sacrificio de su muerte y resurrección. El mismo evangelista nos ha dicho antes que Jesús es el Cordero de Dios (Jn 1,29.36).
- “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (19): es la muerte y resurrección (22). Desde ahora el verdadero “templo” de Dios es Jesús, la presencia de Dios en el mundo se da en Él, es el camino (Jn 14,4-6) hacia “el Padre” (16).
- “Los discípulos ... dieron fe” (22): se nos está diciendo que solamente después de la glorificación de Jesús se puede hablar de fe. El evangelio según Juan lo remarca de diversas formas (Jn 12,16; 13,7.19; 14,29; 20,9). Pero lo enseña, sobre todo, prometiendo el Espíritu (Jn 7,39; 14,16.26; 15,26-27; 16,7-15): es después de la venida del Espíritu que será posible creer en Jesús, porqué solo entonces se podrá conocer su misterio. Creer está vinculado a conocer a Jesús (Jn 4,42; 6,69; 10,38; 16,30; 17,7-8).