PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO C -2024

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Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
 
Este primer domingo de Adviento, dejémonos cuestionar por las palabras impactantes de Jesús.
¡Santo Adviento a todos!

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... ¿Qué haré/haremos este Adviento para estar a punto para celebrar la Navidad (viviendo la esperanza, la acogida, la alegría...)? ¿Qué haré/haremos después para seguir dando pasos en este camino?

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... Contemplando las personas de mi entorno y mi propia vida, y también el propio grupo (comunidad, parroquia...), ¿de qué viene a liberarnos Jesús?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas sobre el Adviento

 

  • Adviento es un tiempo vinculado a la Navidad: es su preparación. Ocasión para renovar en nosotros, discípulos de Jesucristo, la capacidad de esperar Buenas Noticias, de acoger a personas, de dejarnos cambiar-transformar por la Venida de Dios a nosotros. De vivir la alegría. La liturgia quiere hacernos vivir la experiencia de que Aquel que ya vino sigue presente y sigue actuando y vendrá para llevar a plenitud el Reino.

  • A menudo podemos vivir como si todo esto de la Navidad fuese solamente un bonito recuerdo del pasado. Podemos vivir sin esperar nada de nuevo (¡quizá tenemos de todo!). No necesitamos acoger a nadie (¡somos autosuficientes, independientes, emancipados... y nos auto-convencemos de ello en nombre de la libertad!!!).

  • La liturgia de Adviento pretende hacernos revivir estas actitudes necesarias para acoger al Dios-con-nosotros. Y nos quiere enviar a la misión: el mundo al que Dios tanto ama necesita testigos de esperanza, testigos precisamente de esto, de que Dios ama, sobre todo, a las personas que han sido descartadas.

 

Notas sobre el texto y su contexto

 

  • Estamos ante unas palabras de Jesús que el evangelista Lucas sitúa en la última parte de su evangelio. Son dichas en el templo de Jerusalén. Y son dichas antes de que comience el relato de la Pasión (hace dos semanas leíamos la versión de Marcos).

  • Para entrar en el texto quizá debemos hacer el esfuerzo de superar la primera impresión. Nos puede parecer que Jesús anuncia calamidades. Pero no: describe la realidad, a menudo dura, para anunciar, precisamente, que Dios hace –hará– alguna cosa en ella. Él es el Señor de la historia y el futuro es suyo.

  • Es un evangelio que, en medio de un mundo removido, nos abre a la esperanza. Desde el presente nos hace mirar hacia el futuro de Dios. Y nos anima a estar atentos al mismo presente, porque Dios ya está en él.

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • Puede ser bueno tomar el evangelio de Lucas desde la entrada de Jesús en Jerusalén (19,28ss). Busquemos ahí qué hace, qué dice y con quien está Jesús en el recinto del templo, que es el lugar en el que dice las palabras recogidas en este texto de hoy. Más en concreto, leamos el comienzo del capítulo 21: la ofrenda de la viuda pobre (21,1-4) y el comienzo del discurso a propósito de la fascinación que provocaba el templo en algunos (21,5-6). Fijémonos: qué personajes se mueven en este recinto, cuáles son sus intereses y sus preocupaciones; a qué aspiran…

  • Si queremos meternos más, podemos tomar un contexto más amplio, desde la tercera vez que Jesús comenta que estamos subiendo a Jerusalén (18,31ss): qué hace Jesús, qué dice, qué actitud tiene con las personas, qué les provoca … cómo se posiciona ante el templo y las diversas maneras de vivir la religión que tienen los demás personajes.

  • Y miremos los versículos de este domingo (21,25-28.34-36). A pesar del impacto inicial, hay palabras que son buena noticia: “el Hijo del hombre viniendo” (27), “la liberación se acerca” (28). Motivo de alegría, por lo tanto.

  • También descubrimos novedades respecto de los discípulos, nosotros mismos: Jesús propone una manera de vivir. Hace la propuesta del hombre nuevo (hombre y mujer) que Dios quiere. Vida nueva en “la liberación” que “se acerca” (28). Nos cuestiona, por lo tanto: ¿de qué tenemos necesidad de ser liberados?

  • Y si miramos el contexto social en el que vivimos, lo que pasa en nuestro entorno inmediato, en el país, en el mundo… y lo que viven las personas que tenemos cerca, nos podemos preguntar (de la misma manera que lo buscábamos en los personajes del evangelio): ¿Qué intereses y preocupaciones tiene la gente? ¿Qué cosas les fascinan? Religiosamente, ¿Qué buscan, qué hacen, qué practican, qué les ata, de qué tienen que ser liberadas? ¿Y nosotros? ¿Y yo?

  • Y, abundando: todos estos hechos y situaciones, ¿Cómo quedan tocados por las palabras de Jesús? Lo que descubrimos de Jesús y de la libertad que aporta, ¿Cómo afecta a esta realidad?