Josep María Romaguera i Bach. Diócesis de Barcelona
Seguimos el camino de Jesús y sus discípulos hacia Jerusalén. Camino en el que Jesús va educando a los discípulos con la vida, con la acción, dando testimonio. Este domingo encontramos a Jesús orando. Y le pedimos que nos enseñe a orar. Y lo hace con intensidad. El evangelista Lucas dedica bastantes páginas de su obra a las enseñanzas sobre la oración, especialmente mostrando a Jesús que ora. Puede ser un buen ejercicio leer el evangelio entero para ir contemplando en él estas enseñanzas. ¡Aprovechémoslo!
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Me dispongo a contemplar a Jesús que ora. Me pongo a su lado. Le pido: enséñame a orar. Y hago mía su oración.
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... ¿Qué testimonios encuentro ahí de cristianos que oran según nos enseña Jesús?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas para seguir el hilo del Evangelio
- Donde lo habíamos dejado el pasado domingo, seguimos el camino de Jesús y sus discípulos hacia Jerusalén. Camino en el que Jesús va educando a los discípulos con la vida, con la acción, dando testimonio (1).
- Esta página sobre la oración viene a continuación de un capítulo de Lc, el 10, muy cargado de contenido: la misión de los setenta y dos, con las instrucciones del envío y con la valoración en el retorno; el pasaje sobre el prójimo, centrado en la parábola del samaritano que para su camino al encontrar a un hombre malherido; y la deliciosa escena de la casa de Marta y María, donde la cuestión de fondo es la visita de Dios y como lo acogemos.
- El evangelista Lucas dedica bastantes páginas de su obra a las enseñanzas sobre la oración, especialmente mostrando a Jesús que ora. Puede ser un buen ejercicio (de verano) leer el evangelio entero para ir contemplando en él estas enseñanzas.
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Encontramos a Jesús en oración (1). No es la única vez que Lucas nos lo muestra así. Mucho más que los demás evangelistas, Lc nos dice que Jesús ora, sobre todo en los momentos decisivos de su vida: 3,21; 5,16; 6,12; 9,18.28; 10,21; 11,1; 22,32.39-46; 23,34.46.
- Los discípulos se fijan en todo lo que hace Jesús. La pedagogía del camino consiste, precisamente, en aprender–enseñar a través de la experiencia. Subiendo a Jerusalén los discípulos aprenden de Jesús a ser misioneros (Lc 10,1ss), aprenden a ser prójimo del malherido como Jesús se ha hecho prójimo de todo el mundo (Lc 10,25ss), etc. Ahora los discípulos se fijan en que Jesús ora (1). Lo ven retirado, orando. Y quieren aprender de él: “enséñanos a orar...”.
- La petición de los discípulos, sin embargo, en este momento tiene un matiz: “...como Juan enseñó a sus discípulos” (1) (Lc 5,33 mencionaba que los diversos grupos religiosos tenían oraciones propias). Este matiz, junto con la respuesta de Jesús (2-4) enseñándoles el Padrenuestro, en donde los verbos utilizan el plural, indica que piden aprender a orar como grupo. Es decir, piden tener una oración que los identifique como grupo de discípulos de Jesús, una oración con la que oren al “Padre” que hace de ellos hermanos, y con la que pedirán lo mismo en la dispersión misionera.
- El Padrenuestro, entonces, aparece como la oración del grupo de discípulos, la oración que los identifica como seguidores de Jesús. Es por eso que decimos que es la oración de la Iglesia.
- El Padrenuestro que nos ofrece Lucas (2-4) es más breve que el de Mateo. Nos pone así ante lo esencial. Por ejemplo, la invocación “Padre” (2) es más incisiva. Es una invocación habitual en la oración de Jesús: Lc 10,21; 22,42; 23,34.46. En los escritos de Lucas, la primera vez que Jesús abre la boca (Lc 2,49) y la última (Ac 1,7) tiene en los labios esta palabra. Decir “Padre” nos pone ante un Dios personal, creador de vida, al cual nos podemos confiar...
- Esta oración pide a Dios lo mejor que podemos esperar de Él: “santificado sea tu nombre” (2). Es una expresión con la que se pide al Padre que se manifieste a todo el mundo. Lo encontramos, por ejemplo, en Ez 36,23: Dios revela a todos su poder y su gloria, y trae la salvación definitiva. Así todos podrán reconocerlo como Dios.
- Se pide al “Padre” que sea Señor de todos: “venga tu reino” (2). El Reino de Dios ya ha sido inaugurado por Jesús (Lc 8,1; 10,9) y tiene que manifestarse por toda la tierra. Dios mismo es quien lo hará posible.
- El Padrenuestro expresa, finalmente, lo que todo ser humano necesita para vivir dignamente: el “pan” (3), el “perdón” (4) y la fuerza en la prueba para “no caer en la tentación” (4). La necesidad de un mundo justo para todos. La oración cristiana, entonces, no es posible sin esta conciencia de necesidad. Es una oración con la que el discípulo mira a su entorno y ve que está el prójimo necesitado (Lc 10,25ss), una oración que compromete: “nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo” (4), una oración que lo pone todo en manos del Dios que visita a su pueblo (Lc 1,68; 7,16; 10,38-42), que actúa haciéndose hombre.
- Jesús completa su enseñanza con la parábola del “amigo” que pide con insistencia, con perseverancia, con “importunidad” (5-8). Así nos anima a no desfallecer en la oración (9-10).
- Esta parábola del amigo plantea que el amo de la casa no se levanta por hacer un favor al amigo, sino porqué éste se comporta de una manera importuna, y aquel no tiene otro remedio que acceder a la demanda. Es parecida a la parábola del juez y la viuda (Lc 18,2-5), que es presentada per Lucas como una invitación a la oración (Lc 18,1). El foco está puesto sobre el que pide, no en el amo. Por lo tanto, no tenemos que leer esta parábola buscando en ella cómo actúa Dios, sino buscando cual es la actitud del discípulo de Jesús, que ora siempre, sin desfallecer. Dicho de otra manera, el discípulo de Jesús es alguien que vive permanentemente ante el Padre, en relación permanente con Él.
- Esta página del evangelio acaba mostrándonos un retrato, ahora sí, del Padre: es quien nos da lo mejor, “el Espíritu Santo” (11-13). Es decir, se nos da Él mismo. Se nos ha dado y está siempre con nosotros. La oración es la actitud necesaria para acogerlo (Lc 10,33-37.38-42) en esta visita que no tiene fin.