SI ME FALTA EL AMOR
Queridos todos los que seguís, domingo a domingo, este comentario: Seguro que habrán notado cómo, con relativa frecuencia, me sirvo de letras de cantos para dar título al texto comentado; o bien, utilizo frases de ellas para apoyar mi argumentación. Esto es así, por varios motivos. Entre ellos, porque me gusta la música, porque creo que a través de ella se dicen, se sienten y se viven infinidad de sensaciones, emociones y experiencias, además de que te invitan a la reflexión, a la oración y a la acción.
Pues bien, hoy me ocurre lo mismo, es otra letra de la canción “Si me falta el amor” que recoge el texto de 1ªCor 13 –Himno a la caridad-, la que puede apoyar la reflexión a la Palabra de Dios de este domingo y, quizás también, de los siguientes, porque las lecturas que escucharemos los domingos que nos quedan hasta el final del Ciclo Litúrgico B en el que nos encontramos, son concretas y exigentes, mostrando a un Jesús que en su caminar hacia Jerusalén, no para de instruir a sus discípulos y constantemente, se está revelando en lo que Él es y quiere de nosotros. Su pasión es el Reino de Dios: la acción y opción a favor de la vida para todo ser humano, venga de quien venga. Así, se aceptará a quien la defienda, o se recriminará a quien la desprecie y maltrate.
“Si me falta el amor”, despreciaré a quien no piense como yo o no sea de mi cultura, raza, grupo (Núm 11,25-29 y Mc 9,38-43.45.47-48); “Si me falta el amor”, y lo vemos día a día, se amontonan riquezas a costa de fraudes, abusos, sobornos, “pelotazos”, estafas, humillaciones, poder… (Sant 5,1-6); “Si me falta el amor”, soy capaz de despreciarme a mí mismo y malograr mi vida y la de aquellos que me rodean (autoagresiones, adicciones, drogas); “Si me falta el amor”, todo lo que me rodea lo veré como adversario y peligroso; “Si me falta el amor”, entenderé las relaciones humanas desde la rivalidad, la diferencia, la oposición, etc. ¡Y así nos va! Nos hacemos indiferentes e insolidarios con muchas situaciones repetidas (inmigración, refugiados, pobreza, drogadicción, maltrato, abusos) a las que sólo reaccionamos si nos pillan de cerca o nos afectan personalmente.
Haciéndonos eco de la lectura del apóstol Santiago, no podemos olvidarnos del mundo del trabajo, la economía sumergida, los contratos basura, los abusos y acosos laborales a que se ven sometidos bastantes trabajadores, así como la llegada masiva de inmigrantes –trabajadores baratos- que ya comentamos en otras ocasiones. No seremos cómplices de estas situaciones ni callar ante ellas cuando las descubramos.
El tan llevado y traído “mundo del ladrillo” se ha convirtió en “piedra” de escándalo, al igual que los jornales del campo: “el jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos”.
Lo repetimos nuevamente, cualquier cosa que impida alcanzar la vida debe ser apartada de nuestro lado. Así, el pie, la mano o el ojo de los que nos habla el Evangelio, símbolos de dominio sobre alguien y de la ambición desmedida (cfr. Prov 6,12-19;Is 66,24;Eclo 7,17) han de ser aniquilados totalmente porque destruyen la vida en cualquier momento.
La Iglesia, de la que formamos parte, se siente enviada a anunciar y proclamar la buena noticia, a buscar el acercamiento a los marginados y el respeto a los derechos humanos; pero también esto ha de hacerlo en su interior y ha de aparecer ente los ojos de la sociedad sin ostentación, poder y riqueza, para no escandalizar. Esto lo repite constantemente el papa Francisco. Con fuerza y realismo, en la plegaria eucarística, pedimos “que tu Iglesia, Señor, sea, en medio de nuestro mundo, un recinto de paz, de justicia y libertad donde todos puedan encontrar motivos para seguir esperando”.
José Mª Tortosa Alarcón. Presbítero en la Diócesis de Guadix-Baza
PREGUNTAS:
- ¿Qué ocurre en mi vida, en mi persona cuando siento que me falta el amor?
- ¿Qué estamos haciendo para eliminar los obstáculos que impiden el crecimiento del Reino de Dios?
- Analizar las letras de las canciones que utilizamos en nuestras celebraciones y ver cómo nos sirven para vivir diariamente la fe.