Propuesta de Josep María Romaguera Bach
Evangelio según Lucas (3,1-6)
1 En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, 2 bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, 4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; 5 elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. 6 Y todos verán la salvación de Dios.
Pauta para hacer Estudio de Evangelio, personal o compartido
1
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2
Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3
Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4
Ahora anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...
¿Cuál es el “Éxodo” –camino de salida hacia la libertad– que es necesario hacer este Adviento para celebrar la Navidad? ¿Qué haré/haremos después para seguir dando pasos en este camino?
5
Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...
Contemplando a las personas de mi entorno, ¿a quienes conozco que, de un modo u otro, buscan “la salvación de Dios”?
6
Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7
Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre el texto y su ubicación en el conjunto del Evangelio de Lucas
– Juan Bautista es uno de los protagonistas de Adviento. Protagonista junto con todas las personas que acogen el plan de Dios y preparan el camino del Mesías. Hoy nos es presentado y el próximo domingo lo encontraremos en acción.
– Los capítulos 1 y 2 del evangelio de Lucas, el llamado prólogo, concentran el mensaje que nos dará el conjunto de la obra. Hoy, todavía en tono introductorio, nos es dicho que el ministerio de Juan y, por tanto, el de Jesús, está bien situado en la historia. Se nos dan detalles de espacio y de tiempo. Y, presentando a Juan como el que cumple la profecía de Isaías (Is 40,3-5), se nos dice que es Jesús, el Señor, quien traerá a “todos ... la salvación de Dios” (6). Y nos propone, por lo tanto, que hay un “camino” a “preparar” (4) y a seguir en este momento histórico, en la situación presente.
– El final del Evangelio de Lucas también presenta un camino: el de Emaús (Lc 24,13-35). De manera que el contenido del Evangelio queda enmarcado. Y, al mismo tiempo, el mensaje central del Evangelio ya está en estos capítulos iniciales, que forman parte del marco.
Notas sobre el bautismo de Juan y el nuestro
– Juan “predica un bautismo de conversión para perdón de los pecados” (3). El bautismo, o inmersión ritual dentro del agua, existía como práctica de purificación. En tiempo de Jesús era practicado por los judíos observantes como signo de pureza ritual antes de la oración o de las comidas en común.
– Juan Bautista usa este rito como signo del perdón de los pecados y como preparación de la venida del Reino.
– Los cristianos adoptarán el bautismo como signo de su fe en Jesucristo muerto y resucitado y de su integración dentro de la comunidad cristiana con la consiguiente conversión de la vida anterior (Ac 2,38; Rm 6,1-14).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Si nos detenemos a mirar el marco geográfico (no hace falta coger el mapa, pero si tenemos uno a mano, siempre va bien conocer el país), nos daremos cuenta de que hay dos lugares en los que se desarrolla la acción: el lugar donde Juan recibe la llamada: “el desierto” (2) y el lugar en el que Juan lleva a cabo la misión: “tota la comarca del Jordán” (3). Un matiz interesante: Juan no espera a que la gente vaya al desierto buscando a Dios. Dicho de otro modo, Dios vive donde viven las personas. Esto anticipa lo que más adelante Lc nos presentará de Jesús: recibe la misión en el Jordán, hace el discernimiento en el “desierto” (Lc 3,21-4,13) y comienza y desarrolla su ministerio en Galilea (Lc 4,14ss), donde vive la gente, en medio de la vida de las personas, en una geografía concreta.
- Sin afán historicista (no es la pretensión de ningún texto bíblico el ser riguroso históricamente), también tenemos que fijarnos en el contexto histórico que nos detalla Lucas. Se nos está diciendo que “la salvación de Dios” (6) se produce en la historia concreta de la humanidad, de los pueblos, de las personas. El mismo evangelista sitúa también el nacimiento de Jesús en un marco histórico (Lc 2,1-2).
- Podríamos pensar que este texto no habla de Jesús. Pero sí que habla de Él, y mucho. Juan, su precursor, anuncia su venida (4-6) con palabras del profeta (Is 40,3-5). Si nos fijamos, podremos ver qué dice del “Señor” (4), qué hará éste que tiene que venir (5-6), cómo somos invitados a preparar su venida (3-4).
- Un ejercicio interesante puede ser leer el Evangelio siguiendo las noticias de los medios de comunicación. De los versículos 5-6 podemos deducir qué consecuencias tendrá la venida del Mesías sobre las víctimas de la injusticia que encontramos en los noticiarios (lo “torcido y escabroso” que hay que transformar). Estaremos haciendo lo que hace Lucas: ubicar la acción liberadora de Jesucristo en un marco geográfico e histórico concreto. Es cierto que haciendo este ejercicio podemos ser simplistas. Pero es igualmente cierto que el Evangelio se verifica cuando los pobres son liberados y tenemos que preguntarnos cuál tiene que ser nuestra contribución a la liberación.
- Tenemos que leer en el profeta Isaías el fragmento citado aquí: Is 40,3-5. Descubriremos el sentido del camino que tiene que prepararse al Señor en el desierto (Is 40,3): un nuevo éxodo, una nueva liberación que Dios llevará a cabo. ¿Es éste el “camino” del que tanto hablamos en Adviento?
- Cuando Jesús comienza su ministerio (Lc 4,24-27) y cuando termina la obra de Lucas (Ac 28,25-28), el evangelista pone el acento en lo que Jesús ha venido a hacer: “todos verán la salvación de Dios” (6).