Domingo 3º Pascua A_2023

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Pauta para un Estudio de Evangelio. Josep Maria Romaguera Bach, diócesis de Barcelona

El regalo que nos hace la liturgia del próximo Domingo es el relato de los discípulos de Emaús. ¡Aprovechémoslo! ¡Y demos gracias a Dios!

 

23 abril 2023. Evangelio según Lucas (24,13-35)

13 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; 14 iban comentando todo lo que había sucedido. 15 Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. 16 Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

17 El les dijo:

–¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?

Ellos se detuvieron preocupados. 18 Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:

–¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?

19 El les preguntó:

–¿Qué?

Ellos le contestaron:

–Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo; 20 cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. 22 Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, 23 no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no le vieron.

25 Entonces Jesús les dijo:

–¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?

27 Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

28 Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, 29 pero ellos le apremiaron diciendo:

–Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída.

Y entró para quedarse con ellos. 30 Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. 31 A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. 32 Ellos comentaron:

–¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?

33 Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once con sus compañeros, 34 que estaban diciendo:

–Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.

35 Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

 

1

Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2

Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3

Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4

Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...

Me planteo si leer los evangelios y celebrar la eucaristía me es ocasión de vivir la experiencia de encuentro con Jesús. Y cómo avanzar.

5

Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...

¿Cómo he descubierto ahí el acompañamiento de Cristo? ¿Quién–qué me ha ayudado a reconocerlo?

6

Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7

Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas sobre el valor de la Escritura y de la Eucaristía

 

  • El evangelista Lucas tiene interés por decir que en Jesús se han cumplido las Escrituras (25-27). Esta escena es una muestra de como los cristianos releemos las antiguas Escrituras. Ya las primeras comunidades, la de Lucas concretamente, pusieron en relación a Jesucristo (19-24) y al Antiguo Testamento (25.27): dos realidades que se iluminan mutuamente (26), portadoras ambas de la revelación de Dios. Escuchar la Palabra de Dios es principal en la vida cristiana.
  • Los gestos de Jesús (30) son los mismos que había hecho durante la última cena con sus discípulos (Lc 22,19). El texto deja entrever que, en la celebración eucarística, que también es principal en la vida de los cristianos, Jesús resucitado se hace presente y puede ser reconocido.

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • Estos dos discípulos (13), a diferencia de lo que pasa en otros relatos de apariciones, no reconocen a Jesús enseguida (16). Esto indica que para el encuentro con el Resucitado (31), no basta con la experiencia sensible. Son necesarios “los ojos” de la fe “abiertos” (31), que vuelven a mirar lo que se ha vivido.
  • Las referencias del texto a la celebración eclesial de la cena del Señor indican que la Eucaristía es el lugar privilegiado de encuentro con Cristo Resucitado. Es en la Eucaristía –cuando, reunidos en comunidad, hemos tenido ante nosotros los gestos de Jesús en la última cena y se nos ha repartido su pan– donde nos damos cuenta de que Él nos acompaña en el camino de la vida.
  • Esta escena, que el evangelista sitúa en el domingo de la Resurrección –“aquel mismo día” (13) se refiere al domingo (Lc 24,1)– expresa el proceso que puede hacer, por ejemplo, un/a joven trabajador/a, el proceso que puede hacer toda persona y que, de hecho, muchos hemos hecho o estamos haciendo: el proceso que lleva a descubrir que el Resucitado está presente en su vida; a descubrir (31) que ya estaba ahí antes, cuando no lo reconocíamos (16). Es el proceso de la fe. Un proceso que se hace a través de alguien que acompaña en el camino (15ss), a través de la escucha de la Palabra (27) que ilumina la vida compartida (17-24), a través de los gestos–acciones–sacramentos (29-32), y a través del testimonio compartido en la reunión de los que ya habían vivido esta experiencia (33-35).
  • Este proceso descrito en la escena de Emaús es el que hará la persona que no conoce a Cristo y que encuentra a alguien que le acompañará en su camino, con quien harán camino juntos. Los/las militantes de un movimiento evangelizador son llamados a acercarse a compañeras y compañeros del propio ambiente (trabajo, estudio, barrio...) para ser estos acompañantes.
  • Pero también es el proceso de quienes, habiéndolo ya conocido, necesitamos re-descubrirlo continuamente. Esto lo hacemos en la Eucaristía dominical y también, en parte, en la Revisión de Vida: acompañados por otros, escuchando juntos la Palabra, actuando y celebrando el sacramento, reuniéndonos en Iglesia – con la Iglesia. De hecho, el evangelista presenta una síntesis de su–nuestra fe en Jesús.