Estudio de Evangelio. Manuel Molina Calvente diócesis de Granada
21 mayo 2023. Jn. 14,15-21.
La fiesta de la Ascensión es la fiesta de la esperanza. Esperanza que nace del asombro/agradecimiento y que nos lleva a compartirla en la Misión.
Es la Revelación de Dios a su pueblo siendo la presencia amorosa del Resucitado en medio de su iglesia por medio del don Espíritu Santo.
Galilea lugar del primer amor, de encuentro de seguimiento, pero que no acababan de creer mientras estaban con Jesús, aun escuchando al maestro y viendo sus obras.
Pero será ahí también el comienzo de un nuevo camino, la ausencia nos lleva ahora sí, a permanecer, a comprender sus palabras y signos. Ya no consiste en buscar los primeros puestos, ya es la hora de comprender el proyecto de vida del Maestro; “no he venido a que me sirvan sino a servir y dar la vida”. ya no van cogidos de la mano del Maestro es la etapa del Espíritu que lo penetra todo y Revela el camino a seguir la misión de la iglesia en camino.
- Fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
¿Qué nos quiere decir la escritura cuando afirma “lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista”? ¿Qué queremos entendemos por ascensión?
LO QUE NO ES: Humanamente ascender significa colocarse por encima y alejarse. Para nosotros ascender es subir de categoría, de salario de reconocimiento, de poder. A veces a costa de lo que sea, a costa de perder la dignidad, de pisotear a otros. Esto implica, por lo general, alejarse de los demás.
El Evangelio de San Mateo sitúa, este acontecimiento en un monte. En un monte le ofreció el diablo a Jesús todos los reinos y toda su gloria. Pero Jesús rechazó esa manera de reinar, prefirió subir a otros montes: al de las bienaventuranzas para recorrer el camino de la justicia y la fraternidad, al de la transfiguración, para enseñarnos a escuchar al Padre, el del calvario donde comenzará su reino, no desde el poder, sino desde la misericordia sin límites.
* Asciende porque ha descendido a los más profundo de la miseria y el dolor humano.
* Se transfigura el que se dejó desfigurar tanto, que no parecía hombre.
* Se ha convertido en Señor de la historia aquel que se hizo por nosotros esclavo hasta la muerte y muerte de cruz.
Tampoco su marcha significa alejamiento. Jesús no se desentiende de la humanidad.
Ni la deja a su suerte, sino que precisamente ahora puede estar con toda la humanidad de un modo nuevo. “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. La humanidad que nos separaba de Dios, es ahora el lugar de la presencia de Dios. Jesús ha puesto al hombre en el corazón de Dios y al Dios en el corazón del hombre.
El misterio de la Ascensión, expresa un aspecto más de su Resurrección: Significa más bien exaltación, ha sido envuelto por la gloria de Dios. Su vida de justicia, fe y misericordia le ha elevado al lugar propio de Dios. y lo ha convertido en Señor de la historia.
Su victoria es ya nuestra esperanza. “para que conozcáis la esperanza a la que habéis sido llamados”
- Id y haced discípulos
Una esperanza que nos saca del miedo y nos pone a cultivar la viña. Que no nos adormece, sino que nos impulsa a la misión. “Galileos, qué hacéis ahí plantados mirando al cielo… Id y haced discípulos de todos los pueblos”
Cuánto necesitamos escuchar esto en las circunstancias que estamos viviendo para que no nos cambie el miedo sino la esperanza. Hoy más que nunca hemos de recordarnos que es la hora de la misión.
Ante todo, la misión es contagiar la alegría que nos da el encuentro don Jesús.
- siendo su presencia que consuela,
- que transforma desde la justicia y la misericordia,
- que nos enseña a mirar a Dios en cada ser humano, en cada evento de la historia,
- que nos empuja a acompañar a la humanidad hasta su verdadero sitio que es el corazón de Dios.
No será una obra nuestra, sino del Espíritu, por eso, Jesús promete su presencia. Por eso será preciso dejarse conducir por él, no buscar nuestros proyectos, sino el suyo.
No hay Misión sin profunda experiencia de fe y oración.
Como tampoco hay misión si esta fe y oración no nos hace misericordiosos como Jesús.
- No se trata de imponer ni de convencer, sino de atraer,
- Desde la gratitud y la gratuidad,
- con humildad, cercanía, paciencia, y
- poniendo a los más pobres en el centro, no por ideología, sino por la convicción de que están en el centro del corazón de Dios.
El Señor nos invita hoy a renovar nuestra vocación misionera para que a este mundo no lo cambie el miedo a un virus, que nos haga más egoístas, sospechosos unos para otros, que no nos enfrente. Sino que nos cambie la esperanza de reconocer a Jesús como verdadero Señor del universo.
En palabras del papa Francisco: No es el tiempo de la indiferencia, para el egoísmo, la división y el olvido. Es el tiempo de la Esperanza. Es el tiempo del otro “contagio”: el contagio de la esperanza, el que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia. Es tiempo de vivir la experiencia del Resucitado.
El miedo cuida la viña, pero sólo la esperanza la cultiva.