Pauta para un Estudio de Evangelio. Josep Maria Romaguera Bach, diócesis de Barcelona
Este domingo próximo la liturgia nos ofrece el tesoro de la acción de gracias de Jesús al Padre porque la "gente sencilla" se abre a la Buena Noticia. Y la llamada a seguirlo en su sencillez, humildad, pobreza...
9 julio 2023. Evangelio según Mateo (11,25- 30)
25 En aquel tiempo, Jesús exclamó:
–Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. 26 Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
27 Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre,
y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. 29 Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.
30 Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
1
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2
Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3
Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4
Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...
A la luz de Jesús que ora y de las características de su oración, puedo plantearme como es mi oración y si oro al Padre unido a Jesús.
5
Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...
Esta semana, ¿qué he descubierto de la acogida que “la gente sencilla” da al Reino de Dios?
6
Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7
Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas para situar el texto
- Estamos en el capítulo 11 de Mateo, que comienza diciendo que cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades (Mt 11,1). En este contexto de envío de los discípulos a la misión, Mateo sitúa este pasaje de hoy, uno de los pocos en los que se encuentra el contenido de una de las oraciones de Jesús (25-26).
- El evangelista Lucas sitúa esta misma oración también en contexto de misión: cuando regresan los setenta y dos enviados (Lc 10,21).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Hay bastantes momentos en los evangelios en los que se encuentra a Jesús orando. Pero pocos en los que se encuentre el contenido de su oración. En el caso de Mateo, descontando la enseñanza del Padrenuestro (Mt 6,9-13), prácticamente nos tenemos que limitar a la pasión y muerte (Mt 26,36-46; 27,46).
- Esta oración tiene el esquema clásico de los himnos de bendición judíos: comienza con la alabanza a Dios y expresa el motivo de esta alabanza. Estos dos elementos, los cristianos los mantenemos en la plegaria eucarística, concretamente en el prefacio: es justo y necesario... darte gracias... porque...
- Hay otras dos características de esta oración de Jesús. Una, también en la tradición judía, es el reconocimiento de Dios como “Señor de cielo y tierra” (25). La otra, que no falta en ninguna oración de Jesús, es que invoca a Dios como “Padre” (25). Es, entonces, una oración de Hijo. También las oraciones de los cristianos, que oramos unidos a Él por la acción del Espíritu Santo, son oraciones de hijos e hijas.
- El motivo de la alabanza es que el Reino de Dios y todo lo que refiere a él es acogido por “la gente sencilla” y rechazado por los “sabios y entendidos”. Son “estas cosas” (25) que Jesús anuncia y manifiesta con su vida, con su acción y con su palabra. Si leemos el capítulo 11 entero, tendremos delante “estas cosas”, es decir, un resumen del ministerio de Jesús a propósito de la respuesta que él mismo da a los enviados de Juan Bautista: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí [o, según otras versiones, dichoso el que no me rechazará] (Mt 11,5-6). En este capítulo también encontraremos el contraste con esta oración: la indignación de Jesús ante quienes lo rechazan (Mt 11,16-24).
- Contrariamente a la tendencia que muchos tendríamos, que quizás viviríamos como fracaso que los “sabios y entendidos” no acojan lo que les proponemos, Jesús vive como un éxito –y da gracias al Padre por ello– que quienes acogen el Reino de los cielos sean aquellos de quienes nadie esperaría nada.
- Después de la oración explícita (25-26), el texto de Mt pasa a recoger unas palabras de Jesús en las que revela el misterio de su relación con el Padre (27). En estas palabras, que manifiestan su conciencia de ser Hijo de Dios, Jesús se sitúa a la vez como quien recibe del Padre su amor (=en la Biblia no se conoce a nadie si no se le ama) y quien lo comunica a los demás.
- Aquellos a quienes “el Hijo quiera revelar” quien es el Padre –si hemos leído todo lo que recoge este capítulo 11 lo vemos– son prioritariamente “la gente sencilla” (25) o, en las palabras de los versículos anteriores (Mt 11,5-6), los ciegos, sordos... Esta prioridad es la del Padre, que así lo ha querido (26). Una prioridad, sin embargo, que no excluye a nadie: por eso Jesús se indigna de que haya quien no acoja el Reino (Mt 11,16-24).
- Jesús hace una nueva llamada a seguirle. Llama especialmente a los que están “cansados y agobiados” (28) –los mismos pobres y pequeños que lo acogen– que tienen que soportar la carga de mandamientos y prescripciones que les es impuesta por los escribas (Mt 23,4). La imagen del yugo (29) era usada para hablar de la Ley de Moisés y de sus numerosas prescripciones (Jr 2,20; 5,5; Sir 51,26-27; Ac 15,10). Así pues, aquí Jesús denuncia las interpretaciones restrictivas que hacen de ella los escribas y contrapone su enseñanza liberadora a la enseñanza legalista del judaísmo contemporáneo.