Pautas para un estudio de Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
La parábola con la que nos habla Jesús este próximo domingo nos cuestiona si somos creyentes de hecho, con la vida, viviendo según la voluntad de Dios, o sólo lo somos de palabra.
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Me doy cuenta de que quienes estamos ante este evangelio se supone que ya estamos en “la viña”. Preguntémonos si es cierto: en mi vida, ¿todo responde a la llamada de Jesús a hacer lo que Dios quiere? O, al contrario, ¿hay algo en lo que, de hecho, digo ‘no’ a la llamada?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... Identifico a aquellas personas que, sabiéndolo o no, “hacen lo que quiere el Padre”. Y doy gracias por ello.
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
Notas por si hacen falta
Notas para seguir el hilo del Evangelio
- Si tomamos directamente el Evangelio según Mateo veremos que entre la escena del pasado domingo (Mt 20,1-16) y esta de hoy (Mt 21,28-32) han pasado muchas cosas. Será bueno que lo leamos. Nos daremos cuenta de que Jesús y los discípulos ya han llegado a Jerusalén, viaje que comenzó unos cuantos capítulos atrás. Antes de llegar ahí,
- Jesús ha hecho un tercer anuncio de su muerte y resurrección (Mt 20,17-19),
- se ha provocado un debate entre los discípulos sobre quienes son los primeros en el Reino –en la práctica es una cuestión de protagonismos entre ellos– (Mt 20,20-28)
- y Jesús ha curado a dos ciegos (Mt 20,29-34), de aquellos que, por más que estuviesen a las puertas, nunca verían la magnificencia de Jerusalén y que, en cambio, han podido ver a quien es la luz del mundo (Jn 8,12; Mt 5,14).
- Una vez llegados a Jerusalén, se nos presenta
- la entrada a la ciudad santa (Mt 21,1-11),
- la primera acción profética de Jesús en el templo (Mt 21,12-17),
- la maldición de una higuera que, como “la viña”, es símbolo del pueblo (Mt 21,18-22)
- y el inicio del debate sobre la autoridad de Jesús (Mt 21,23-27), que sigue con la parábola de hoy.
- Como el del pasado domingo, este texto de hoy forma parte del debate de Jesús con sus adversarios que le echan en cara que acoge a quienes no eran considerados del pueblo de Dios –“la viña” (28)–. En este caso con el agravante de que Jesús, con sus enseñanzas (Mt 21,23) se pasea por el templo –el corazón de la religión judía– y le cuestionan la autoridad (Mt 21,23-27).
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Ya veíamos el pasado domingo que la imagen de “la viña” (28) era frecuente en el Antiguo Testamento para hablar de Israel como pueblo de Dios (Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 17,6-10; 19,10-14). En esta parábola de hoy adivinamos, por lo tanto, que “el primero” de los hijos (28-29) es una referencia a los pecadores, a los excluidos del pueblo, capaces de decir ‘sí’ con los hechos a la llamada de Dios, aunque sea tarde (Mt 20,1-16). Y “el segundo” hijo (30) es una referencia a los interlocutores de Jesús, los dirigentes del pueblo (Mt 21,23), formalmente cumplidores de la voluntad de Dios pero cerrados de hecho a la novedad de Dios que llega en Jesucristo.
- Esta parábola sólo la encontramos en Mateo. Pero se parece mucho, tanto por los protagonistas –un padre y dos hijos– como por el contenido y el mensaje, a otra que sólo Lucas recoge: aquella llamada del hijo pródigo (Lc 15,11-32). Podemos leerlas en paralelo y quizá descubriremos novedades en una y en otra.
- También nos puede ser interesante leer otros pasajes de Mt en los que aparece el tema del “camino de la justicia” (32), que también encontramos en el bautismo de Jesús en el Jordán (Mt 3,15) –precisamente en este debate del texto de hoy Jesús se refiere al profetismo de Juan (Mt 21,25-26.32)–. El evangelio según Mateo usa a menudo el término justicia para designar la fidelidad total a la voluntad de Dios (Mt 5,6.10.20; 6,1.33). Con la imagen de las casas sobre la roca o sobre la arena (Mt 7,24,27) Jesús ilustra la enseñanza de que hacer la voluntad del Padre no es decir Señor, Señor sino que son los hechos (Mt 7,21-23). Y Jesús vincula a su persona, con vínculos más fuertes que los familiares, a quien cumpla la voluntad de mi Padre celestial (Mt 12,50).
- Una vez más encontramos que el Evangelio nos hace caer en la cuenta de que ser discípulo de Jesús y, por lo tanto, vivir como hijo/a de Dios, pasa por la vida, por todos los aspectos de la vida (Sant 1,19-27; 2,14-26), no solamente –aunque también– por la confesión con los labios (Rm 10,5ss). Y, sobre todo, encontramos que Él nos llama cada día, cada hora, a estar en “la viña”.