Pautas para un estudio y reflexión del evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
El tema del convite al banquete nos es ocasión para prestar atención a nuestra vida cristiana en cuanto a dos aspectos: la invitación a la Iglesia –y la acogida correspondiente– y el sacramento del banquete del Reino, que es la Eucaristía: ¿a quién y cómo invitamos? ¿Qué testimonio damos en el día a día y en todos los ámbitos de nuestra vida a las personas que tenemos alrededor? ¿Cómo acogemos? ¿Cómo estamos atentos a cada una de las personas que conocemos o encontramos en “los cruces de los caminos” de cada día, sobre todo las más pobres...?
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Me doy cuenta de que la invitación al banquete de bodas es para mí. Y me planteo si acepto o rechazo la invitación a vivir el Reino de Dios.
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... Esta vida, estos hechos y personas son “los cruces de mis caminos”. ¿A quién he invitado a participar de lo que yo vivo como cristiano/a? ¿Y a quién no (y por qué)? ¿Qué testimonio –el “traje”– les doy?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas para seguir el hilo del Evangelio
- Siguiendo el evangelio de Mateo, continuamos en el templo de Jerusalén, donde presenciamos las discusiones que Jesús, en vigilias de su Pascua, tiene con los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo (Mt 21,23).
- La parábola de hoy viene a continuación de la del domingo pasado (Mt 21,33-43). Entre las dos hay dos versículos muy explícitos: Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta (Mt 21,45-46). Con esta nota, el evangelista nos ayuda a no perder el contexto: el camino de Jesús se dirige, de manera inminente, a la pasión, muerte y resurrección.
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- En esta parábola la imagen utilizada ya no es la de la viña. Es otra también muy tradicional en la Biblia: la del convite al banquete de bodas, relativa a la alianza de Dios con su pueblo (Mt 25,1-13).
- El mensaje es parecido al de las parábolas anteriores: el invitado a hacer Alianza con Dios ha sido el pueblo de Israel; éste ha rechazado la invitación; ello no evita que las bodas se celebren y que la sala se llene con un Pueblo de Dios renovado, constituido por gente de todas las naciones (Mt 2,1-2; 4,12-17; 12,15-21; 15,21-28; 24,14; 25,32; 28,19). Es decir: Dios es fiel a su Alianza, hace Alianza con la humanidad a pesar de todas las resistencias. Y todo el mundo es invitado a participar en ella.
- Algunas remarcas sobre la parábola:
- El versículo 7 es, probablemente, una alusión a la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos, que tuvo lugar el año 70 d.C., antes de que fuese redactado el Evangelio. Mateo ve en esta destrucción la consecuencia del pecado de Israel que tiene el punto culminante en la crucifixión de su propio Mesías (Mt 23,35-36).
- “Los cruces de los caminos” (9), donde el “rey” envía a “sus criados”, indica la entrada de los demás pueblos al Reino de Dios.
- La parábola, pues, anuncia la invitación a los paganos (9) a la vez que se refiere al pueblo de Israel (3-4) que, siendo el primer destinatario del anuncio de Jesús, lo ha rechazado (5-6). Mateo ya había recogido este mismo mensaje en el capítulo 8, a propósito de la curación del criado de un centurión (Mt 8,5-13). Por otro lado, la entrada de los demás pueblos Mt la había anunciado en el prólogo, en las figuras de los magos de Oriente (Mt 2,1-12). Y, cuando termina su evangelio, Mt recuerda que la misión de los discípulos de todas las generaciones será la de invitar a todos los pueblos (Mt 28,19).
- Con la indicación de que a la “sala” entran “malos y buenos” (10) se está haciendo una descripción de la Iglesia, donde hay una mezcla de malo y de bueno. La Iglesia no es ni tiene que ser la asamblea de los buenos (ni de los “buenos” ‘carcas’ ni de los “buenos” ‘progres’, etiquetas que ponemos demasiado a menudo y que no ayudan).
- “El llanto y el rechinar de dientes” (13) es una imagen bíblica que expresa la indignación de los malvados ante la felicidad de los justos. Mt la utiliza a menudo (Mt 8,12; 13,42.50; 24,51; 25,30).
- Los versículos 11-14 sobre el “traje de fiesta” son un toque de alerta dirigido a los cristianos, que tienen que procurar llegar al banquete con el vestido adecuado: el cumplimiento de la voluntad de Dios, que no es otra cosa que la respuesta a su Amor y que se manifiesta en las obras (Mt 21,28-32), en el poner en práctica la Palabra (Mt 7,21-27), en una vida que tiene en cuenta a los que tienen hambre y sed, son forasteros, están desnudos, enfermos o en la cárcel (Mt 25,31-46).
- Que “el rey” de la parábola reaccione agresivamente (7.13) no significa que Dios reaccione así. Se está indicando que la persona que no vive en el Amor –hacer la voluntad de Dios– camina hacia la muerte, “las tinieblas”, no que Dios la tenga que castigar.
- El tema del convite al banquete nos es ocasión para prestar atención a nuestra vida cristiana en cuanto a dos aspectos: la invitación a la Iglesia –y la acogida correspondiente– y el sacramento del banquete del Reino, que es la Eucaristía: ¿a quién y cómo invitamos? ¿Qué testimonio damos en el día a día y en todos los ámbitos de nuestra vida a las personas que tenemos alrededor? ¿Cómo acogemos? ¿Cómo estamos atentos a cada una de las personas que conocemos o encontramos en “los cruces de los caminos” de cada día, sobre todo las más pobres...?