SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO - CICLO B

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Pautas para el estudio y reflexión del Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

 

Este próximo Domingo nos presenta la figura de Juan Bautista. Y nos dice muchas cosas sobre el Mesías, sobre el Hijo de Dios, sobre los profetas... y sobre "comenzar el Evangelio", comenzar a anunciar gozosamente a Jesucristo.

 

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...¿Qué profetas tenemos a nuestro alrededor que nos abran nuevas perspectivas, que nos inviten a cambiar para renovarnos, que nos llenen de la esperanza de que Dios viene a renovarlo todo?

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...¿En qué personas he visto “comenzar” de nuevo, renovar la vida, “convertirse”? ¿En qué me ha cuestionado y dado esperanza?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas sobre la relación entre las profecías antiguas y Jesucristo

 

  • La liturgia de Adviento pone de manifiesto, de un modo muy evidente y amable, la manera que tenemos los cristianos de tratar las antiguas profecías. Las leemos con ojos nuevos, poniéndolas en relación con Jesucristo. Pero es durante todo el año que la liturgia nos enseña a valorar al Antiguo Testamento como Palabra viva de Dios.

  • El profeta Isaías es el más destacado. Y la figura de Juan Bautista aparece como quien recopila todo aquello que ya se dio y, explícitamente, abre la puerta a la novedad definitiva: el Mesías, Hijo de Dios.

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • La palabra “evangelio” (1) significa ‘buena noticia’, ‘anuncio gozoso’. Al principio designaba el anuncio de Jesús sobre la proximidad del Reino de Dios (Mc 1,14). En realidad, toda la enseñanza de Jesús, y todavía más los hechos de su vida, muerte y resurrección, son el Evangelio, la buena noticia que hay que anunciar a todo el mundo (1Co 15,1-5). Sólo un tiempo después la palabra ‘evangelio’ se utilizó para designar los escritos referentes a Jesús y a su anuncio (los cuatro evangelios).

  • Sobre Jesús como Mesías (“Cristo”), es significativa la confesión de Pedro (Mc 8,29), que nos puede ayudar a deshacer el concepto erróneo que solemos tener de esta palabra. El reconocimiento, por parte de Pedro, de Jesús como Mesías marca un punto central del evangelio según Marcos: después de tiempo convivir con Jesús, de ver su actividad y de oír sus enseñanzas, los discípulos son capaces de reconocer quien es; pero a partir de este momento él mismo les irá mostrando que el Mesías de Dios no se impone por la fuerza como si fuera un guerrero victorioso, sino alguien que asume el sufrimiento y la muerte que comporta la Encarnación para salvar a todo el mundo. En el contexto de la pasión y muerte también encontramos este título (Mc 14,61; 15,32).

  • Sobre el título de “Hijo de Dios” (1), lo encontramos a menudo en Marcos: Dios mismo revela que Jesús es su Hijo (Mc 1,11; 9,7); es un título que se encuentra en boca de los demonios (Mc 1,24; 3,11;5,7) y de un pagano (Mc 15,39); Jesús mismo se proclama Hijo de Dios en el proceso al cual es sometido (Mc 14,61-62).

  • Lo que Marcos atribuye al profeta Isaías (2.3) es una combinación de Ex 23,20 y Ml 3,1 (es lo que recoge el versículo 2) y de Is 40,3 (lo que recoge el versículo 3).

  • El bautismo de Juan (4.5) era un signo externo que tenía que ir unido a la conversión y al reconocimiento ante Dios de los propios pecados (Lv 5,5-6; Dn 9,4-19; Ne 9,6-37; Ba 1,15-2,10). Jesús dará un sentido nuevo al bautismo, que será la inmersión en la vida que Dios nos da. El texto ya lo anuncia por boca del mismo Juan cuando habla del bautismo “con Espíritu Santo” (8), que será el de Jesús (Ac 1,5;11,16;19,2-4).

  • El vestido de Juan (6) es característico de los profetas (2Re 1,8; Za 13,4). Los profetas también hablan con su estilo de vida.

  • Desatar las sandalias (7) era una de las tareas que tenían que hacer los esclavos cuando su amo regresaba a casa. Juan expresa con esta imagen su situación en relación al Mesías que está a punto de llegar.

  • Los profetas, y Juan como uno de ellos –con el simbolismo que lo describe–, anunciando el futuro que esperan y preparan, nos invitan a cambiar –conversión–, a “preparar el camino al Señor” (3), a “comenzar el evangelio” (1), a comenzar o recomenzar el camino de seguimiento de Jesús.