Pautas para el estudio y reflexión del Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Que se hable de Jesucristo como “la luz”, ¿me suena a palabras bonitas o, en cambio, lo he ido experimentando en mi vida? ¿En qué?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... En esta vida y en estas personas, ¿he estado atento/a para descubrir a Aquel que ya está “en medio de vosotros”? Y yo, ¿soy testimonio de Aquel que “es la luz”?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre Juan Bautista y sobre la alegría
- Como ya encontrábamos el pasado domingo, Juan Bautista adquiere protagonismo como representante del Pueblo de Dios que espera al Señor. Esta vez el evangelio nos lo presenta como “testigo de la luz” (7).
- Una característica propia del Adviento es la alegría por la venida del Señor. Una alegría que se expresa especialmente en las otras lecturas de hoy: la primera, de Isaías 61,1-2a.10-11; el Salmo, de Lc 1,46-55 –el Cántico de María–; y la segunda, de san Pablo, 1Te 5,16-24.
- Un buen ejercicio para estos días, que nos ayudará a preparar la Navidad, puede ser hacer una lectura seguida de san Lucas (aunque no sea el evangelista de este año, ni el de este domingo), buscando en él todas las manifestaciones de alegría que aparecen, de principio a final. Y hacer oración contemplativa con estos pasajes, dejándose llevar por este sentimiento que provoca el Espíritu Santo en aquellos que acogen a Jesucristo en su vida. También nosotros lo hemos acogido y lo estamos acogiendo cada día, ¿no? Entonces, ¡ALEGRÉMONOS! (También puede ser ocasión para releer Evangelii gaudium, de Francisco, que comienza diciendo: La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús)
Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
- Se nos presenta Juan (6), el Bautista, como aquel que “no es la luz” (8). El v.9, que la lectura de hoy no recoge, nos dice que el que es la luz verdadera... ilumina a todo hombre. El Evangelio es la presentación de Jesucristo, luz del mundo (Jn 8,12; 9,1-41; 1Jn 2,8) que viene al mundo e ilumina a toda persona cuando se acerca a ella.
- Juan “no es la luz” sino el “testigo de la luz” (7-8). Cada vez que aparece, insiste en lo mismo: “yo no soy el Mesías” (20); y, más adelante: Vosotros mismos sois testigos de que dije: “Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado delante de él.” (Jn 3,28).
- El “testimonio” del Bautista se inscribe, según refleja el evangelista Jn, en el juicio que los judíos inician desde buen principio contra Jesús. Jesús declarará en este juicio y aducirá testimonios en favor de si mismo (Jn 3,11; 5,31-40; 8,13-20). El testimonio de Jesús es la revelación de su identidad más profunda, ya que hace referencia al Padre que lo ha enviado (Jn 3,31-36).
- La expresión “los judíos” (19), que aparece 67 veces en el evangelio según Juan, no tiene un sentido étnico (no se refiere al pueblo judío como tal). En este evangelio “los judíos” son los representantes del pueblo de Israel que se oponen a la comunidad del evangelista y a la fe que esta comunidad tiene en Jesús. Pero al mismo tiempo la expresión hace referencia a la oposición que Jesús encontró en los dirigentes judíos. Leyendo el evangelio se ve que el marco de confrontación es a menudo el templo (Jn 2,13-22; 5,10-18; 8,13-20; 10,22-39).
- Juan Bautista cita (23) al profeta Isaías (Is 40,3). Se pone en la cadena de los profetas que han sido enviados por Dios a su pueblo como precursores del Mesías.
- El bautismo de Juan “con agua” (26) es, como su misión, preparatorio del bautismo de Jesús, con Espíritu Santo (Jn 1,33). Se trata del Espíritu Santo que el Padre envía (Jn 14,26) y que Jesús da en su Pascua (Jn 20,22).
- Como el pasado domingo (Mc 1,7), el Bautista habla aquí con humildad de su rol respecto de Jesús. “desatar la correa de la sandalia” (27) era una de las tareas que tenían que hacer los esclavos cuando su amo regresaba a casa.
- El acento de este domingo está en la expresión de Juan “en medio de vosotros hay uno que no conocéis” (26). Juan Bautista nos invita a prestar atención, a reconocer a Aquél que, entonces y ahora, está “en medio de nosotros”, en la vida de los hombres y mujeres que Dios ama (Lc 2,14), como se nos recordará en Navidad.