CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA 24 DE DICIEMBRE (MISA DE LA MEDIANOCHE)

Visto: 132

Pautas para el estudio y reflexión del Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...Contemplo el Pesebre. Medito qué ha supuesto en mi vida haber conocido a este Jesús que encuentro ahí.

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... Contemplo al Dios que sigue haciéndose presente en la historia, sobre todo a través de la historia de los más pobres.

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas sobre los llamados Evangelios de la Infancia

 

  • Mateo y Lucas comienzan sus obras con los llamados ‘evangelios de la infancia’, con los cuales, más que hablarnos del Jesús niño nos hablan de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Es decir, nos introducen a la lectura –o, mejor, a la escuchade la Buena Noticia de Jesucristo.

  • Entonces, ahí podremos buscar a la persona de Jesucristo, Dios–con–nosotros (Mt 1,23). Lo podremos encontrar en su pequeñez y en su grandeza. En estas páginas podremos contemplar a Aquel que, como dice san Pablo, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza (2Co 8,9).

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

  • El evangelista Lucas tiene interés en situarnos en el contexto histórico y geográfico en el cual nació Jesús. “Augusto” (1), emperador de Roma del 29 aC al 14 dC, “Cirino, gobernador de Siria” (2), “Siria” (2), “Galilea” con “Nazaret”, “Judea” con “Belén” (4), son datos que sitúan los hechos en la historia. Lucas está en la más genuina tradición bíblica: Dios se revela en la historia, en los acontecimientos concretos de la vida de cada persona, de la vida de la humanidad.

  • Belén” (4) tiene, además, un significado que va más allá de las coordenadas geográficas. Como dice el mismo Lucas, es “la ciudad de David” (4), y mencionarlo es evocar una profecía: Dice el Señor: «I tú, Belén Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel; sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemoriales.» (Mi 5,1). Se está diciendo que Jesús, por más que en Él se rompan muchos presupuestos y muchos prejuicios, no es otro que el Mesías anunciado, “de la casa y familia de David” (4), entroncado en la historia del pueblo de Dios. La figura de “José” (5), descendiente de David, también indica que el hijo que nacerá es el Mesías.

  • María” (5), con quien José estaba unido por acuerdo matrimonial, tal como escribe el texto original, había aparecido antes (Lc 1,26-38) como destinataria de un anuncio de parte de Dios: de ella tiene que nacer el Hijo de Dios (Lc 1,35). Efectivamente, “María estaba encinta” (5) desde antes de convivir con José (Lc 1,34-35). Con estas indicaciones, Lc está afirmando la fe en Jesucristo, la que después explicitará “el ángel” (10): “Salvador”, “Mesías”, “Señor” (11).

  • Sobre el lugar concreto en el que nace Jesús y la circunstancia de tenerse que encontrar “en un pesebre” (7), tengamos presente que el texto original dice que “no habían encontrado sitio en la sala de los huéspedes” (7). Es decir, se trata de un edificio para acoger caravanas de viajeros, con un establo para los animales. José y María no habrían encontrado sitio en la gran sala de arriba, ya llena con otros viajeros, y habrían tenido que instalarse en el establo.

  • En este hecho, tener que acomodarse en un establo y tener que poner al niño “en un pesebre” (7.12), algunos encuentran una referencia al comienzo de la profecía de Isaías, donde el Señor se queja porque, después de haber criado y educado hijos, estos se han rebelado contra mí. La conexión está en la imagen que utiliza: El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende (Is 1,2-3). Es decir, Jesús, el que viene de parte del Dios Creador, es ignorado por el pueblo de Israel, que le debe la vida y el honor de ser pueblo de Dios.

  • Unos pastores” (8) son los primeros en recibir el anuncio del nacimiento del Mesías. Los pastores formaban parte de las clases sociales más pobres y menospreciadas de Israel. Ellos, considerados impuros ritualmente, son los que reconocen a Aquel a quien Israel no conoce.

  • Con los títulos que el ángel (11) da a Jesús, “Salvador”, “Mesías” y “Señor”, se quiere expresar la condición divina de Jesús, Aquel que ha nacido en carne humana (Jn 1,14) y que encontraremos “envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (12).

  • La “paz” (14) que el cielo anuncia es el principal don del Mesías, como anuncia Isaías: ... para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor del universo lo realizará. (Is 9,5-6).

  • El cántico celestial sobre la “paz”, Lucas lo pone también en el contexto de la Pasión de Jesús: ¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! (Lc 19,38). Y en el mismo contexto, Lc recoge una exclamación de Jesús llorando ante Jerusalén: ¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! ¡Pero ahora está escondido a tus ojos! (Lc 19,42). Así Lc indica qué rey es este Jesús que nace en un establo y muere entre los condenados, i cual es la paz que ofrece: Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice: «paz a vosotros» (Lc 24,36).

  • En cualquier caso, la afirmación es que Dios, en Jesús, da la paz a todas las personas “que él ama”, como había anunciado también Isaías y recoge el mismo Lucas más adelante: y todos verán la salvación de Dios (Is 40,5 y Lc 3,6).