DOMINGO IV DE CUARESMA -CICLO B 2024

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Pautas para el estudio y reflexión del Evangelio. Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

Este Domingo 4º podemos contemplar a Jesús que viene al mundo e ilumina a quien se le acerca. Y quienes lo acogen se convierten ellos mismos en luz para los demás ¡Que vaya bien!
 

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Si “creer” significa acoger a Jesús, su palabra y su estilo de vida, ¿Cómo llevo mi fe, cómo la cuido y la alimento? ¿Y cómo vivo el testimonio, mostrar a otros la luz que es Cristo? ¿Cómo me dejo tocar por Jesús?

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... ¿Qué personas he encontrado que se muestran transparentes, que se acercan a Jesús y se dejan iluminar por Él?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 Notas sobre algunos temas que aparecen en el texto

 

  • La serpiente” (14): es una alusión a aquella serpiente de bronce del desierto, que curaba a quienes la miraban: Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida (Nm 21,9). El libro de la Sabiduría lo interpreta así: tenían una señal de salvación como recuerdo del mandamiento de tu Ley; y el que a ella se volvía, se salvaba, no por lo que contemplaba, sino por ti, Salvador de todos (Sab 16,6-7).
  • El mundo” (16ss) se refiere a la humanidad que necesita ser salvada (17). La palabra “mundo”, sobre todo en los capítulos 13-17 del evangelio de Juan, indica una oposición compacta y radical contra Jesús (Jn 14,17.19.27; 15,18.19; 16,8.20; 17,9.14.16.25). En este sentido, ni Jesús es del mundo (Jn 8,23) ni los discípulos lo son (Jn 17,14.16). Pero Dios ama al mundo y le entrega a su Hijo (16), y también los creyentes serán enviados al mundo (Jn 17,18).
  • La expresión “condenar” (17ss): la palabra griega así traducida significa tanto “condenar” como “juzgar” (Jn 5,22.30; 8,15-16; 12,31.47; Ac 17,31). Aquí sirve para resaltar más la misión del Hijo de Dios, que ha venido a “salvar” (17), ya que esta palabra significa todo lo contrario.
  • Creer” (18) es un verbo que aparece muchas veces en el evangelio de Juan. Tiene un sentido bien preciso: acoger a Jesús, su palabra, su estilo de vida (Jn 1,12; 8,31-32.37; 10,10). Solamente después de la glorificación de Jesús se puede hablar de creencia. Juan lo remarca de diversas formas (Jn 12,16; 13,7.19; 14,29; 20,9) y lo enseña mediante la promesa del Espíritu (Jn 7,39; 14,16.26; 15,26-27; 16,7-15): solamente después de la venida del Espíritu será posible creer en Jesús, porque solo entonces se podrá conocer su misterio. “Creer” y conocer van unidos (Jn 4,42; 6,69; 10,38; 16,30; 17,7-8).
  • “La luz” (19ss) es una imagen referida a Jesús (Jn 1,5.9-11; 8,12; 9,5; 12,48; 1Jn 1,7;2,8). Él viene al mundo e ilumina a toda persona que se le acerca. Y quienes le acogen se convierten ellos mismos en luz para los demás: Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte... (Mt 5,14-16).

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • La “serpiente” es figura de la muerte de Jesús en cruz y de la salvación que viene de Él. La “elevación” (14) del “Hijo del Hombre” es la crucifixión y la resurrección de Jesús.
  • Quien mire (Nm 21,9) al Cristo glorificado en la cruz recibe la “vida eterna” (15). Mirar, en este caso, es “creer”, en el sentido expresado antes: acoger a Jesucristo, su Palabra y su estilo de vida.
  • El designio de Dios es, exclusivamente, la salvación y la vida (16); este designio salvador de Dios, además, es universal, es para todo el mundo. Nadie queda excluido de su amor (16).
  • Que Dios entregue “su Hijo único” (16) por “amor al mundo”, significa que se ofrece a si mismo, que da su propia vida (Rm 5,8; 1Jn 4,9-10). Nos recuerda otros textos: Abrahán–Isaac, figura del amor que lo da todo (Gn 22,16); la parábola de Mt 21,33-46, que describe la disposición de Dios a darlo todo por los pecadores, por los que lo rechazan (Mt 21,37).
  • El “juicio” (o “condena”) significa que la presencia de Jesucristo como luz del mundo hace que tengamos que decidir si acogemos o rechazamos su salvación, su amor, su persona, su estilo y el Reino que anuncia. Es éste el juicio: no que Él haga de juez, sino que nos provoca para que nosotros mismos decidamos. Algo de eso tiene el “juzgar” de la Revisión de Vida, en donde no juzgamos a nadie, sino que es el espacio en el cual somos urgidos por la “luz” de Jesucristo a decidir, a concretar, a actuar.
  • Por otro lado, la presencia luminosa de Jesús hace que quede al descubierto la propia vida, y se ponga de manifiesto quienes somos, cuál es la realidad del mundo, etc.
  • Quien no está dispuesto a cambiar nada en su vida, no se acerca a Jesús (20), no se arriesga. Y, al contrario, quien está dispuesto a cambiar, a dejarse cambiar, se acerca a Jesús –o no se aparta de Él– (21): esta persona será, ella misma, “luz” para los demás, será apóstol, testigo de Jesucristo en su ambiente (Mt 5,14).