FESTIVIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (DOMINGO VII DE PASCUA) CICLO B - 2024

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Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

La Ascensión del Señor es una fiesta que nos hace poner atención en la petición del Padrenuestro "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". En Jesús, Dios y Hombre, el cielo y la tierra se unen.

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...Me doy cuenta de que Jesús me envía también a mí. Y me pregunto quienes son las personas a las cuales me envía para hacerlos discípulos suyos, y cómo lo haré...

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... En lo que he vivido esta semana, ¿Cómo se me ha aparecido el Resucitado y a través de quien he podido descubrir que me envía a anunciar el Evangelio? Los discípulos, también hoy, llevan a cabo la misión de Jesús. ¿Qué testimonios tengo de ello?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas sobre la fiesta de la Ascensión

  • Esta fiesta nos hace contemplar un aspecto concreto de nuestra fe: el Resucitado está con Dios, en plenitud.

  • No conmemoramos otro hecho histórico que la muerte y resurrección de Jesús.

  • Las oraciones de la liturgia de este día expresan la fe de la Iglesia que cree que la gloria de la que participa plenamente su Cabeza, Jesús, será también participada por aquellos que somos miembros de su Cuerpo.

  • Es entonces una fiesta que nos anima en la esperanza de ser aquello que Dios quiere que seamos: como Él.

  • Es una fiesta que nos hace poner atención en la petición del Padrenuestro: hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. En Jesús, Dios y Hombre, el cielo y la tierra se unen.

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • Jesús resucitado pone en acción a los discípulos (15), aquellos que ya habían actuado con Él durante mucho tiempo.

  • Les ofrece hacer lo mismo que Él había hecho siempre: proclamar el evangelio a toda la humanidad, “a toda la creación” (15), “por todas partes” (20), en lo concreto de la vida.

  • Puede ser bueno recordar el inicio de este Evangelio de Marcos: Comienzo del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios (Mc 1,1); y, sobre todo, como comienza la misión de Jesús: proclamando la buena nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,14-15), y poniéndose en acción Él mismo. Todavía mejor si leemos el resto del capítulo primero, hasta el final.

  • El anuncio del Reino de Dios –palabra y acción– es necesario para que nadie se quede sin la oportunidad de gozar de la felicidad que Dios ofrece a todo el mundo (16).

  • Como Jesús lo había hecho, los discípulos llevarán a cabo su misión con palabras y actuando, combatiendo el mal (17-18).

  • Los “prodigios” (17) que Marcos dice que “acompañarán a los que crean” los encontramos en diversas páginas del Nuevo Testamento como característicos del ministerio de Jesús o de los apóstoles. Sin movernos de Mc, encontramos: Mc 1,25-26; 3,11-12.22; 7,32-33; 8,25. Y en los Hechos de los Apóstoles los encontramos atribuidos a los discípulos, que han recibido el Espíritu Santo: Ac 2,4-13; 3,7; 10,46; 16,16-18; 28,3-6.8. De tal modo que podemos decir que quienes Cristo Resucitado envía manifiestan el poder que Él tenía sobre toda la Creación, el poder de amar y de pasar haciendo el bien (Ac 10,38).

  • Podemos decir también que toda acción de los discípulos de Cristo por la justicia se convierte en un signo de credibilidad del anuncio: el Reino está cerca (Mc 1,14).

  • Jesús subió al cielo y se sentó a la diestra de Dios” (19): el hombre Jesús, el crucificado, es uno con el Padre: es Dios mismo quien ha compartido nuestra vida y la lleva a plenitud. Siguiendo sus pasos también nosotros gozaremos de la vida del glorificado: en Jesús la humanidad y la divinidad se unen.

  • A pesar de su ausencia, Jesús está presente y acompaña el camino y la misión –palabra y acción– de los discípulos (20). La Ascensión de Jesús no supone una ausencia, un abandono del mundo. Desde el comienzo de la Iglesia, los discípulos de Jesús han tenido esta convicción: “El Señor cooperaba y confirmaba” su palabra y acción. Esta ha sido siempre la fuerza de los mártires. Y es la fuerza de quienes se comprometen y se dan en el servicio.