Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona
Por cinco semanas seguiremos el Evangelio de Juan, que reflexiona sobre el signo del reparto de cinco panes y dos peces a una multitud.
Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Me pregunto si me siento identificado/a con el retrato de los discípulos, que están con Jesús, en diálogo con Él, colaborando, recogiendo lo que Él transforma...?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...¿Encuentro ahí a esta “gente” por la cual Jesús da la vida? ¿Qué les he ofrecido como colaborador que soy de Jesús y de su “reinado”?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas para seguir el hilo del Evangelio
-
Dos domingos atrás veíamos que Jesús enviaba a los Doce a hacer lo que Él hace (Mc 6,7-13); el pasado domingo vimos que regresaban y explicaban a Jesús lo que habían hecho y enseñado, y descansaban en Él; y que con Él volvían a la acción después de ver a la multitud como ovejas sin pastor (Mc 6,30-34). Hoy contemplamos una de estas acciones de Jesús con los discípulos. O, mejor dicho, como Jesús pone a los discípulos en acción.
-
Como el pasado domingo, contemplamos específicamente a los diversos personajes.
-
Para contemplar esta escena que Marcos explica a continuación de lo que leíamos el pasado domingo (Mc 6,35-44), la liturgia aprovecha la reflexión que hace san Juan en su capítulo 6. Así pues, durante cinco semanas leeremos Jn 6.
Notas para fijarnos en Jesús i el Evangelio
Contemplemos a Jesús
-
“Se marchó al otro lado” (1). Jesús no deja de moverse, de ir a dónde está la gente.
-
“Lo seguía mucha gente” (2). “Acudía mucha gente” (5). Más adelante (Jn 12,32), el evangelista pone en boca de Jesús que, glorificado en la cruz, atraeré a todos hacia mí. La fe viene de su Pascua (4).
-
“Hacía signos con los enfermos” (2) que motivaban que lo siguiera “mucha gente”.
-
“Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó” (3). La montaña es el lugar donde se dio la Ley: Jesús es el nuevo Moisés (como en Mt 5,1ss). Pero también es el lugar del banquete mesiánico: Isaías dice que Dios ofrecerá a todos los pueblos un convite (Is 25,6-9); Jesús da cumplimiento a esta profecía. En cualquier caso, la montaña es lugar de encuentro con Dios.
-
“Levantó los ojos” i vio que “acudía mucha gente” (5), es decir, tiene la iniciativa de mirar a las personas y la realidad. Y actúa en consecuencia con lo que ve.
-
“¿Con qué compraremos...?” (5-6): Jesús hace preguntas para provocar la misma inquietud que tiene Él.
-
Esta inquietud se manifiesta en el deseo de dar “pan” a la “mucha gente” (5-6), y a cada uno (7). Es un deseo totalmente gratuito, motivado por el solo hecho de haber visto a la gente. Pero el pan significa el don de su propia persona: el grano de trigo que cae en tierra y muere... (Jn 12,20-24). Que “sabía lo que iba a hacer” (6) significa esto: dar su propia persona, a través de la muerte y resurrección, para que aquella multitud tenga vida.
-
Ordena que los discípulos hagan sentarse a la gente (10). Quien tiene invitados en casa les sienta alrededor de la mesa: Jesús preside una comunidad y es el único que da el alimento (11); los apóstoles son quienes reúnen a la gente y acompañan a cada uno hasta su sitio: es la tarea de la Iglesia.
-
“Tomó los panes... acción de gracias... repartió...” (11): evoca la eucaristía que celebraba la comunidad de Jn, en la cual el Resucitado seguía alimentando su fe.
-
Ordena que “recojan los pedazos” (12): del compartir siempre sobra; y todo es importante, por pequeño que sea, también aquello que tiraríamos o menospreciaríamos. Aunque probados por muchas tribulaciones, su rebosante alegría y su extrema pobreza han desbordado en tesoros de generosidad (2Co 8,2). (Podemos ver también Ex 16,15-18; 2Re 4,42-44).
-
“Se retiró a la montaña” porque no quiere que “lo proclamen rey” (15): a la “montaña”, al encuentro del Padre, de quien recibe la verdadera gloria. Jesús sólo acepta la gloria que le puede dar Dios –en la muerte y resurrección–; no acepta la de los hombres, que es una gloria, una realeza, según los criterios del poder de este mundo (1Sa 8).
Contemplemos a los discípulos
-
Están con Jesús (3). Si regresamos a Mc podemos recordar lo que decía el evangelista cuando Jesús eligió a los Doce (Mc 3,14).
-
Están en diálogo con Él: interpelados, como Felipe (5-7), o llevando la iniciativa y aportando, como Andrés (8-9).
-
Colaboran con la acción de Jesús: organizando a la gente (10) y “recogiendo” los efectos de aquella acción (12-13), es decir, asumiendo las transformaciones que ha habido.
Contemplemos al pueblo, a la “gente”
-
Siguen a Jesús o van a donde Él está (2.5). Sienten atracción, intuyen que Jesús es bueno para ellos.
-
Tienen necesidad de “comer” (5). Deseo de felicidad, de proyectos de vida.
-
Son muchos (10).
-
“Se saciaron” (12). Lo que Jesús da siempre satisface.
-
Interpretan mal “el signo” (14), y quieren “llevárselo”, a Jesús, para “proclamarlo rey” (15).