DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B - 2024

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Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

Jesús es el pan de vida. La Vida es Él. Lo necesitamos.

 

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Como los interlocutores de Jesús, ¿también yo pretendo dominarlo? ¿O dejo que sea Él quien lleve la iniciativa en mi vida? Lo mismo nos podemos preguntar de la comunidad (si lo encerramos en la estructura del movimiento, de la parroquia...)

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... ¿Qué personas encuentro ahí que vivan la vida con la gratuidad de quien acoge un don recibido?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

 

Notas por si hacen falta

 

Notas para seguir el hilo del Evangelio

 

  • Estos domingos seguimos el capítulo 6 de Juan. Pero la liturgia pasa por alto ocho versículos que enlazan la escena de la multiplicación de los panes (pasado domingo), que terminaba con Jesús yéndose a la montaña cuando querían hacerlo rey, y la escena de Cafarnaún, que comienza con el diálogo de este domingo.

  • Los versículos que el leccionario no recoge –que convendría leer tomando el Nuevo Testamento– (del 16 al 23) no son sólo un recurso literario para reunir otra vez a Jesús con los discípulos y la gente y así poder ofrecer la palabra de Jesús –que es lo que siempre interesa a la liturgia ofrecer–. En este pequeño fragmento hay un resumen de la tensión entre la ausencia y la presencia del Señor, tensión que viven los discípulos en su Pascua. Ellos están desconcertados: había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse (Jn 6,17-18); y Jesús aparece y, reconociéndolo, tocan tierra firme (Jn 6,19-21).

  • Fijémonos, entonces:

  • la soledad en la que se encuentra la comunidad después de la muerte de Jesús –situación expresada con el mar (símbolo de las potencias malignas, sobre las cuales sólo Dios triunfa), con el viento, i con que había oscurecido...

  • ... es superada con la manifestación sorprendente e inesperada del Resucitado.

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

  • La escena de hoy comienza con “la gente” interrogando a Jesús (24-25). Habían creído que lo dominaban, que conocían su identidad –este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo (Jn 6,14)–, pero Él se les escapa (no lo controlan desde el versículo 15, cuando se dio cuenta de que iban a llevárselo para proclamarlo rey).

  • Jesús es quien lleva la iniciativa: ha venido de modo sorprendente (Jn 6,19s); y a la pregunta de la gente responde con una interpelación, cuestionando los motivos por los cuales lo buscan (26).

  • La interpelación viene acompañada de una propuesta (27): hay que “trabajar” por “el alimento que perdura” –con ecos del profeta (Is 55,2ss)– y que da “la vida eterna”.

  • Hay que tener en cuenta que la “vida eterna” de la que habla Jesús no equivale a la inmortalidad que ofrecían los dioses paganos con sus néctares (una vida que no tendría término final). Jesús ofrece una vida nueva.

  • Con estas palabras Jesús conecta con los judíos: el alimento puede significar la Palabra de Dios, la cual da vida a los que la practican. “El maná en el desierto” (31) tenía este significado: mostrarte que no sólo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca de Dios (Dt 8,3).

  • Detrás de todo el capítulo –como también en el trasfondo bíblico– está la cuestión de la gratuidad: hay que trabajar por el alimento recibido como don, ya que la necesidad de alimento es experiencia de dependencia. La Creación misma tiene que ser recibida no sólo como tareasometedla (Gn 1,28)–, sino como dontodo os lo doy (Gn 9,3)–.

  • El salmo 104[103], con el que podemos orar (buscándolo entero en la Biblia), lo expresa muy bien: 14 la hierba haces brotar para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan, 15 y el vino que recrea el corazón del hombre, para que lustre su rostro con aceite y el pan conforte el corazón del hombre. (...) 27 Todos ellos de ti están esperando que les des a su tiempo su alimento; 28 tú se lo das y ellos lo toman, abres tu mano y se sacian de bienes. También el profeta (Is 25,6).

  • Lejos de esta gratuidad, los que hablan con Jesús están preocupados por como ellos tienen que “hacer” (28) para ganarse a Dios, para ganar la vida. Piensan conseguirlo cumpliendo con la letra de la Ley. Jesús, en cambio, a “las obras” (28) que ellos están dispuestos a cumplir opone la “obra” (29), la única “obra de Dios”: la fe. Es decir, “creer en el que él ha enviado”. Creer es obra de Dios y el Enviado es enviado por Dios. Jesús recuerda a los judíos que también la Ley ha sido dada por Dios. Y que ha sido dada para ser acogida como don, no como imposición.

  • Ellos siguen huyendo de la propuesta. Quieren “signos” (30). Y argumentan con la Escritura (31). Jesús no quiere demostrar nada, e insiste en hablar del don de Dios, el “Padre” (32-33). Es más, actualiza el don: “es mi Padre el que os da...” (32). Y el don es para ellos: “os da”.

  • Jesús define este don (33) con la misma cita bíblica (31) que ellos han mencionado: “el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. En esto se sienten reconocidos. Pero “el pan que baja del cielo” ya no alimenta sólo a Israel sino “al mundo”. Es el cumplimiento. Pero, pensando todavía en el pan como metáfora de la verdadera Ley, hay otra novedad que no han captado cuando piden: “danos siempre de este pan” (34). La novedad es que el don es Jesús mismo (35). ¿Lo querrán, cuando lo descubran?