DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B - 2024

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Josep María Romaguera Bach. Diócesis de Barcelona

Retornamos al evangelio de Marcos, que es el evangelio propio de los domingos de este año. Durante cinco domingos ha habido un paréntesis y hemos tenido la reflexión que hace san Juan a partir del signo de la multiplicación de los panes y de los peces.

Encontramos, en el evangelio de hoy, un debate entre Jesús y aquellos que no lo aceptan. No podemos olvidar que Dios ha puesto en el corazón de cada persona su amor, su marca, lo que nos hace a todos "imagen y semejanza" suya (Gn 1,27). Si esto es lo que llevamos dentro, de cada uno puede salir precisamente esto que viene de Dios. 

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo

1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer

2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana

3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo

4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... Este lío de los fariseos y escribas nos es ocasión para revisar nuestra relación con Dios: ¿por dónde pasa esta relación: sale del “corazón” o es sólo externa a mi, reducida a las obras, a la imagen, a la acción (activismo)?

5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor...¿Qué testimonios he encontrado ahí de personas que se nota que tienen a Dios y su amor en el corazón y viven en consecuencia?

6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)

7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...

Notas para ayudar a entrar en el texto

 

  • Sobre la impureza ritual hay que saber que, en la concepción bíblica, es impuro todo aquello que no se puede usar para el culto. Las personas ritualmente impuras no pueden acercarse al santuario y tienen prohibidos el contacto y la relación con las demás personas. Las causas que motivaban la impureza ritual eran variadas: tocar un cadáver de hombre o de animal, ciertas enfermedades de la piel que estaban relacionadas con la lepra, la menstruación, las pérdidas seminales, etc. La persona o el objeto impuro se tenían que purificar ritualmente con agua antes de acceder al lugar sagrado y ser declarados puros (Lv 14,1-32). También los sacerdotes tenían que purificarse antes de ofrecer los sacrificios (Ex 19,10.14; 30,18-21; Lv 15; Nm 19,11-22).

  • En tiempos del NT, la coexistencia en territorio judío de población judía y greco-romana hacía más difícil el mantenimiento de la pureza ritual, y algunos, por el oficio que tenían o por el contacto habitual con los no-judíos o paganos, vivían permanentemente en estado de impureza ritual. Entre estas personas, llamadas genéricamente «pecadores», hay que destacar a los publicanos, fuertemente criticados por los fariseos y mal vistos por el pueblo.

  • La tradición de sus mayores” (3.5) era el conjunto de interpretaciones de la Ley con carácter normativo que los maestros fariseos habían ido transmitiendo y ampliando para asegurar el cumplimiento minucioso de la Ley de Moisés. Los preceptos derivados de estas interpretaciones eran muy detallados y exigentes.

 

Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio

 

  • Desde el principio del evangelio, Marcos indica, de Jesús, que la gente quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Mc 1,22).

  • En esta escena de hoy, como en tantas otras, el asombro se convierte en confrontación. Todo sucede a partir de un hecho (2.5) de la vida cotidiana de “sus discípulos” (2.5) con el cual incumplen determinados ritos. “Los fariseos y escribas” (1.5), atrapados por preceptos derivados de interpretaciones de la Ley, convierten el hecho en acusación contra Jesús.

  • Jesús responde a la acusación (6-7) con palabras del libro de los profetas (Is 29,13), la otra referencia, junto con el libro de la Ley. De este modo les dice que han abandonado “la doctrina” y se han quedado con “preceptos humanos” (8). Jesús ayuda a distinguir. Sus opositores, en cambio, pretenden hacer pasar por voluntad de Dios lo que son tradiciones culturales que, en si mismas, no son ni buenas ni malas.

  • Para Jesús, lo que aleja de Dios –“impureza”– no es haber tocado una cosa sucia ni –menos– haber tocado un enfermo o haber sido tocado por él (15): estaríamos hablando de un dios extraño a nosotros, de un dios extraño a todo aquello que pertenece a la Creación. Lo que puede alejar de Dios está dentro, en el interior de la persona.

  • Jesús manifiesta a un Dios que está con nosotros siempre, estemos como estemos, pensemos lo que pensemos. Según esto, la “pureza” o la “impureza” no depende de lo que se ve sino de lo que hay “dentro del corazón” (21-23), lugar donde se toman decisiones y opciones que tendrán consecuencias en las relaciones, en las acciones que llevaremos a cabo.

  • No podemos olvidar que Dios ha puesto en el corazón de cada persona su amor, su marca, lo que nos hace a todos imagen y semejanza suya (Gn 1,27). Si esto es lo que llevamos dentro, de cada uno puede salir precisamente esto que viene de Dios.