CUARTO DOMINGO DE PASCUA - DOMINGO DEL BUEN PASTOR - CICLO C - 2025

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Josep María Romaguera i Bach. Diócesis de Barcelona

El Evangelio de este domingo próximo, a diferencia de los anteriores es corto. Son solamente cuatro versículos pero dicen dicen mucho. Que nos ayuden a contemplar a Jesús, el Pastor de nuestras vidas. Contemplarlo, escucharlo, seguirlo en todo y para todo de cerca, y darlo a conocer para que otros también puedan disfrutar.

Pauta para el Estudio de Evangelio personal o compartido en grupo
1. Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer
2. Anoto algunos hechos vividos esta última semana
3. Leo/leemos el texto. Después contemplo y subrayo
4. Anoto lo que descubro de JESÚS y de los demás personajes, la BUENA NOTICIA que escucho... ¿Qué experiencias estoy/estamos viviendo de lo que Jesús afirma cuando dice que “aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo”?
5. Desde el evangelio, vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi alrededor... ¿Qué personas descubro que conocen, aman y siguen a Jesucristo y dan testimonio de Él? ¿En qué se manifiesta?
6. Llamadas que me hace –que nos hace– el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso(s)
7. Oración. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Notas por si hacen falta
Notas sobre el capítulo 10 de Juan y la imagen del Pastor Bueno
 
  • El domingo cuarto de Pascua es llamado el del ‘Buen Pastor’. Cada año se lee un fragmento del capítulo 10 de Jn (el año A, los vv. 1-10; el año B, los vv. 11-18; este año, el C, se da un salto: vv. 27-30). En este capítulo, el evangelista pone en labios de Jesús esta expresión, yo soy el buen pastor (Jn 10,11.14), para hablar de si mismo y de su relación con nosotros, los discípulos.
  • El capítulo está situado en el contexto del enfrentamiento de Jesús con los fariseos. En el v. 21 ha terminado la discusión que tienen a propósito de la curación del ciego de nacimiento y de su expulsión de la sinagoga (capítulo 9). Ahora la discusión sigue en el recinto del templo (Jn 10,22ss).
  • La imagen del buen pastor que se aplica Jesús para hablar de sí mismo (Jn 10,11.14) está inspirada en el profeta Ezequiel (Ez 34,1ss), en donde Dios habla como el pastor que tiene cuidado de su pueblo y pide cuentas a los dirigentes, pastores que sólo han cuidado de sí mismos.
  • El sentido de ‘buen’ en la frase Yo soy el buen pastor (Jn 10,11.14) queda mejor expresado diciendo Yo soy el Pastor, el bueno. No es un juego de palabras. ‘Bueno’ es dicho de Jesús del mismo modo que los evangelios dicen que la semilla cayó en tierra ‘buena’ (Mt 13,8), o que el novio guardó el vino ‘bueno’ para el final (Jn 2,10), o que el árbol ‘bueno’ da frutos ‘buenos’ (Mt 7,17). Dicho esto, y leyendo Ez 34,1ss., nos damos cuenta de que existen los pastores que se apacientan a sí mismos (Ez 34,2) y de que está el pastor bueno, Dios mismo (Ez 34,11-16; Jn 10,1ss), la bondad del cual se ha manifestado en Jesús de Nazaret (Tt 3,4).
 Notas para fijarnos en Jesús y el Evangelio
 
  • “Escuchar su voz” y ser “reconocidos por Él” (27): la relación entre Jesús y sus discípulos está basada en el amor. Un amor personal. Un amor que viene del Padre (30). La adhesión a Jesús, del cual escuchan la “voz” (27), es la característica de los discípulos. Ser discípulo es estar unido a Jesús, no sólo imitar su estilo de vida. Conocer y amar a Jesucristo para seguirle y ser testigo suyo.
  • La Iglesia es la comunidad de discípulos. Las relaciones en su interior, entonces, no son de poder. La dinámica verdaderamente imparable y transformadora de la realidad, constructora del Reino de Dios en medio del mundo, vendrá de conocer y amar a Jesucristo. Esta relación con Jesús marcará las relaciones entre los miembros de la Iglesia y entre cada uno de sus miembros y las personas del propio ambiente en el que viven, trabajan, luchan... Y esto será evangelizador, en cuanto que puede convertirse en una invitación a conocer a Jesús (Jn 13,35).
  • “Yo les doy la vida” (28): ¡es la Pascua! Jesús se expone, arriesga su vida para defender a “sus ovejas” (27). Ante los excluyentes, es decir, aquellos que dividen favoreciendo a unos y excluyendo a otros, Jesús se compromete, se acerca a quienes están en los márgenes, a los enfermos, a los pobres… come con los tachados de pecadores y los incorpora a su equipo... El Resucitado está con todos. Acogerlo es poder dar la vida por los demás, como Él. Así, cuando la Iglesia dice que Dios–está–con–nosotros (Mt 1,23; 28,20), estará diciendo un nosotros Y, por contra, si la vida de la comunidad no es integradora de los excluidos de la sociedad, el nosotros sólo lo podrá decir con la boca pequeña, y con cara de vergüenza.
  • Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas” (30). Jesús se refiere a las personas a quien ha venido a ofrecer el Reino. La expresión “es más que todas las cosas” resuena en la frase emblemática de la JOC: un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo, frase que paseamos en pancarta cada Primero de Mayo. Ciertamente, expresiones evangélicas como ésta nos hacen caer en la cuenta de la importancia que tiene un proyecto como el de la JOC, y tantos otros proyectos pastorales que ponen en el centro a las personas con sus circunstancias. Es decir, proyectos que, porque las personas son importantes, dan importancia al mundo, a la sociedad, al trabajo, a las relaciones sociales, a la lucha por la dignidad... Proyectos que priorizan a los más empobrecidos, a los más explotados... Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16).
  • “Yo y el Padre somos uno” (30). Y la voluntad del Padre y del Hijo es que los discípulos sean uno, como nosotros (Jn 17,11). La unidad es un fruto (Jn 15,1-17) de la comunión de amor que une al Padre y al Hijo. Mucho más que un pacto.